Capítulo 10

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— ¿Estás en casa? — me pregunta Sera a lo que yo asiento.

— Sí, estoy en casa. — respondo forzando mi voz a sonar normal.

— Tu madre está mejor, creen que despertará pronto. — dice con optimismo.

— ¿Ah sí? — pregunto jugueteando con el cordón de mi pantalón.

— Sí, pero cuando despierte llamaremos a los abogados para quitarle la custodia. No te preocupes mucho. — me dice tras unos segundos de silencio.

— Hablemos de eso cuando despierte, Sera. — le digo haciendo una mueca al moverme.

— Está bien, te dejo descansar, ya es tarde. Me sorprende que sigas despierta.

— Estaba viendo un dorama, pero ya me voy a la cama. — miento mirando el cielo nocturno. — Ah, Sera. — digo repentinamente con una idea en mi cabeza. — ¿Es posible cancelar el entrenamiento con Stray Kids esta semana?

— Es posible pero... pensé que te gustaba practicar con ellos, ¿ha pasado algo? — pregunta preocupada.

— No... sólo quiero centrarme en mi entrenamiento en solitario. — digo tratando de sonar lo más convincente posible.

— Bueno, se lo comunicaré a su manager mañana por la mañana. — me dice todavía extrañada. — ¿Cómo fue el cumpleaños de los gemelos? — pregunta tras un pequeño silencio.

— No fui. — respondo directamente.

— ¿Qué? ¿Por qué? Sabes que les hacía mucha ilusión.

— Hablamos mañana, ¿sí? — pregunto sabiendo que no podría mentirle más. Mañana se iba a enterar de todo.

— Vale, buenas noches.

— Buenas noches, Sera. — corto la llamada y suspiro.

Ignoro el dolor en mi cuerpo y conduzco hasta la farmacia más cercana que estaba abierta a esas horas. Era la una de la mañana. Me pongo una gorra para ocultar mi cara y entro. La farmacéutica me mira con pena y me da lo que necesito para tratar mis heridas.

— ¿Necesitas ayuda? — me pregunta dedicándome una mirada compasiva. Por mucho que ocultase mi cara, parecía notar las heridas.

— No, pero muchas gracias. — respondo con una sonrisa.

— Eres muy bonita, señorita, ¿qué mal ha hecho para terminar así? — pregunta suspirando.

— No lo sé. — respondo encogiéndome de hombros.

— Aunque me parece conocida... ¿ha salido en televisión de casualidad?

— Me lo dicen mucho. — respondo con una sonrisa y me despido.

Regreso a mi auto y bajo la ventanilla del espejo para ver mis heridas. Suspiro de alivio al ver que eran heridas menores. Deberían tardar una semana como mucho para sanar completamente. Un número desconocido me llama y me debato mentalmente si responder o no. Hago lo primero.

— ¿Diga...?

— No creas que esto se ha terminado. — me dice la ya conocida voz de Yuri. Antes de que pueda decir algo, corta la llamada. Suelto una carcajada irónica y trato de respirar al sentir cómo mi cuerpo magullado gritaba de dolor. Me limpio las lágrimas que habían salido por reírme y apoyo mi cabeza en el volante.

Por mucho que me limpie las lágrimas, estas no dejaban de salir.

Por primera vez en mucho tiempo, me permito llorar en voz alta. No había nadie cerca así que no importaba. Lloro y saco todo fuera. Mis sentimientos ocultos durante tantos años salen a flote como una montaña rusa a punto de derrumbarse.

Hyunjin - Cuando no queden más estrellas que contar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora