El aire de la playa es casi igual de reconfortante que los abrazos de una madre. Eso diría si los abrazos de mamá fueran reconfortantes en vez de fríos y sin sentimientos. Sin embargo, los de Iridesa no. Sus abrazos son tibios y firmes. Es del tipo de persona que no te va a soltar a menos que tu lo hagas primero, del tipo que te acaricia el cabello y se mece de un lado al otro contigo. Así que, en este caso, el aire de la playa es casi igual de reconfortante que los abrazos de Iridesa. Calido, familiar y completamente pacífico.
Ya le conté todo. Literalmente todo. Creo que está un poquito harta de escuchar mis lloriqueos, pero algo que ella nunca te va a decir es que pares de llorar, en lugar de eso, te escucha hasta que te canses de hablar, hasta que ya no queden lágrimas que perder y tu corazón haya sanado un poquito más. Nos sentamos en silencio en la playa, esperando que sea hora de Buscar a Alissa en el aeropuerto y reflexionando un poco. Que casualidad que cuando todo se cae en pedazos es cuando ella decide aparecer. Su radar para detectar problemas no ha fallado por lo que veo.
Durante gran parte de mi vida, cada vez que tenía un problema Lisi llegaba. Ya fuera por mera casualidad o por que le llamaba, siempre ha estado ahí. Tal vez es el universo pidiéndome perdón por el infierno que me hizo pasar a Luca y a mí, pues su día de llegada cae justo un mes después de que Luca y yo cortaramos. Un sábado, no hay trabajo, mis padres salieron, Angelo no me habla. Jamás pensé que la guerra a la que me tendría que enfrentar en casa seria tan silenciosa.
-Bueno... Lisi debe de estar por llegar según esta cosa. -Iridesa monitorea el vuelo desde su móvil. -Podríamos ir saliendo.
La vida es silenciosa. Hace mucho tiempo no era así. Las voces de preocupación ya no existen, el qué pasará se a acallado. El sol brilla más, el viento es menos fuerte, el verano se acerca y mis problemas han desaparecido de la peor manera posible. Solo queda una voz. Aquella que está en un duelo eterno por lo que perdió. Aquella que aún ama a Luca demasiado como para callarse un rato.
El aeropuerto de Hawai no es tan grande, así que encontrar a Lisi entre las personas resulta extremadamente fácil, especialmente porque su cabello está de color azul brillante y su estatura sobrepasa a la de muchos. Un detallito de Alissa, su cabello cambia tanto como su estado mental. Ha tenido todos los colores, todos los recortes, incluso una vez se afeito la cabeza. Eso obviamente no afecta para nada su trabajo, pero conciderando que pasó por una ruptura dolorosa, no me impresiona ver un color nuevo. Hace tantos años que no veo su castaño natural, que si un día vuelve a él, creo que me sería imposible reconocerla. Al vernos, suelta un chillido de emoción y sale corriendo hacia nosotras. No les voy a mentir, verla me emociona más de lo que debería. No es hasta que nos envuelve a mí y a Iridesa en un abrazo que entiendo lo mucho que la extrañé.
-No puedo creer que llegaras antes. -le digo con una inmensa sonrisa en el rostro.
-Mi sexto sentido decía que tenía que llegar pero de que ya. Y por cierto, espero que me puedas aguantar por cuatro meses, porque de aquí no me voy hasta haber superado al idiota y tener tres maletas llenas de compras.
-¡Así se habla! -exclama la única de nosotras que está en una relación feliz y saludable. De hecho, es su novio nuesto chófer
En el camino a mi casa (Lisi se estará quedando conmigo, y que conste, le pedi permiso a mis padres con muchísimos meses de anticipación) nos ponemos de hablar de todo lo que haremos. Lo primero será ir a a playa, pues en Nueva York, las playas no son las mejores. Jamás comparadas con las de Hawai. Y mientras hacemos eso, nos ponemos al día. El problema con el plan es que ponernos al día comienza a ocurrir desde el momento en que nos vemos. Las tres casi hablando al mismo tiempo, yo un poco menos, pues soy muy cuidadosa de obviar a Luca. Sin embargo, Lisi siendo Lisi, no lo pasa por alto y en el camino pregunta:
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Otra historia de amor
RomanceEn la vida todos tenemos alguna meta. Algunos quieren dinero, otros viajar por el mundo. Algunos quieren el amor, pero Cecilia lo único que quiere es ser el orgullo de sus padres. Quiere que cuando estén en reuniones de negocio no solo presenten a s...