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—Mierda —mascullé sobre las almohadas

No había un solo rincón de mi cuerpo que no me doliera ¿Qué hacía yo aquí?

Oh si, el tipo de antes.

A duras penas me vestí, si es que este pedazo de tela podía llamarse ropa. Me tapé con mi abrigo largo y me fui directamente a la oficina de mi jefe.

—¡Pero si es mi muchacho! ¿Cómo te fue? —preguntó entusiasmado como siempre

—Me fue bien señor, él quedo muy complacido —aclaré a voz apagada

—Me alegra oír eso niño, ven aquí te daré tu paga —abrió su cajón y yo me acerque a pasos lentos

—Recuerda que mañana empiezas de nuevo en el cabaret "Oasis" —mencionó después de darme el sobre.

—Si señor, lo tengo en cuenta

—Una cosa más, te necesito aquí mañana temprano —volteó a ver unos papeles.

—¿Puedo preguntar para qué?

—Iremos a visitar a alguien, quiero que estés aquí a eso de las siete y media de la mañana ¿De acuerdo?

—Claro, aquí estaré —¿Acaso tengo otra opción?

—Descansa hoy, puedes irte —me ordenó sin verme, asentí de manera leve y me fui de ahí

Salí del edificio y volví a subir a mi motocicleta, suspiré antes de encenderla de nuevo y me fui a casa a ducharme

Al llegar a casa todo es lo mismo de siempre, espaciosa, lujosa y vacía, tomé una cerveza del refrigerador y al terminarla entre al baño; me vestí con una camiseta polo y unos pantalones, vi mi teléfono y ya tenia un par de llamadas de Amhya. Ya iba tarde otra vez.

Tomé mi mochila y fui a la facultad, cuando llegué vi a Amhya despidiéndose de Beatriz su roomie. Se acerco a mí con esa sonrisa que amaba tanto.

—¿Otra vez tarde? —preguntó aun sonriendo

—Me quede dormido —ella tomo mi casco y yo baje de la cruiser.

—¿Trabajaste anoche? —curiosa como siempre

—Si —dudoso contesté —A partir de mañana lo hare de manera fija —le mencioné de manera vaga

—Ya veo, ni siquiera se de que trabajas pero te ves cansado, deberías faltar a clases un par de días para descansar —ella sugirió abrazando el casco.

—Lo pensaré —Nos despedimos, cada quien estaba en facultades distintas, ella era de fotografía y yo de comunicación.

Las clases fueron aburridas igual que siempre, abrumadoras y tediosas, profesores agobiantes como siempre y sin tareas como cada día.

Mi hora favorita del día llegó, el almuerzo, Amhya y Ángel su mejor amigo me esperaban en las mesas de la cafetería, al acercarme a ellos, discutían sobre algo trivial.

—Oye Dam, tu luces como alguien que tiene dinero, ¿Qué le regalarías a alguien que te gusta y que acabas de conocer? —Ángel me señalo

—Un pony —Amhya se burlo y él se enfurruño como cada mañana, a veces, pelear con él y reír con Amy me hacia sentir bien y olvidarme de todo.

—Chris es un chico simple, le gustara cualquier cosa que le des, créeme —sugirió Amhya mientras yo asentí con la comida en la boca

—Sería más fácil robarle la comida alguien

Ambos lo ignoramos y lo dejamos agonizar solo

—Por cierto Dam, hoy puedes irte directo a casa, iré a visitar a mis padres y luego al trabajo —Amhya me informo, a lo que yo asentí

Por la tarde fui a casa, ¿Qué hace una persona normal en casa? No tengo nada ni a nadie en casa, ni siquiera una mascota, en mi refrigerador solo hay latas de cerveza, pizzas frías y paquetes de comida china, en mis alacenas, solo atunes, comida chatarra y cigarrillos.

A pesar de ello, mi casa es lujosa, ¿Y eso de que sirve?

——

6:00 de la mañana, me vestí con unos pants negros y una camiseta sin mangas, desayuné en una cafetería y 7:30 ya estaba en la oficina de Myers.

—Aquí estoy, como lo solicitó señor —informé neutro

—Eso veo muchacho, vámonos —volteo a ver a unos de sus guardias, comenzó a caminar y yo fui detrás de él.

Entramos al elevador, solo Myers y yo y unos ocho guardias alrededor. Subimos a la camioneta negra y blindada. A medida que el auto avanzaba mas reconocía el camino.

Íbamos a la cárcel a ver a mi hermana.

Uno de los guardias hizo el proceso de visitas, cuando entramos había otros dos reclusos más en visitas, hace años que no venía por aquí. La vi llegar, con ese uniforme gris; mucho más desgastado que la ultima vez que lo vi, su cabello chino, ella alzo la cabeza mientras le quitaban las esposas y sonrió un poco al verme, aunque después de ver a Myers se borró.

—Gracias por traerlo —se dirigió a Myers mientras se sentaba frente a nosotros.

—Es lo menos que puedo hacer por ti —hablo serio y cruzado de brazos.

—¿Puedes dejarme hablar con el un momento? Será breve lo prometo —ella se recargo sobre la mesa de aluminio, Myers asintió y se puso de pie.

—Feliz cumpleaños, lamento no haber traído nada y —me detuve un momento viendo su rostro —Perdón por no visitarte por mas de dos años —finalicé

Ella solo negó con una sonrisa triste

—Mientras ustedes estén vivos, cualquier otra cosa puede esperar —tomo mis manos

—¿Algo interesante que contar? —pregunte desviándome del tema

—Ayer nos dieron pizza para el almuerzo —sonrió burlona —¿Cómo están mis otras dos crías? ¿Los has visto?

—Los iré a ver hoy por la noche, en el cabaret —mencione triste

—Hey Dam, mi niño, no te preocupes, estoy bien aquí

—No, no lo estas, mírate, tienes 28, pero pareces de 40 ¿Sigues consumiendo esa mierda? —reclame

—Aquí pagan muy bien por una pequeña bolsita, además, gracias a eso aun estoy viva —explico, no podía molestarme con ella aunque quisiera

—Pronto saldremos de esta, lo prometo —le devolví la sonrisa, aunque tenía ganas de llorar

—Me duele que mi cría mas pequeña me diga eso —se burló más contenta

—El tiempo termino Damián —Myers interrumpió, yo asentí y me puse de pie, salí un rato mientras Amelie y Myers conversaban, aunque no sé de qué exactamente; parecía serio

El guardia paso frente a mí y vi cómo le ponían nuevamente las esposas tras la espalda, ella paso frente a mi y me dedico una sonrisa triste, pero no dijo nada más.

En el auto; Myers iba viendo unos papeles y yo iba callado.

—Amelie me pidió que te trajera, pero no encontraba el momento adecuado, entonces recordé que hoy era su cumpleaños, por eso te pedí que vinieras —me explico aun viendo los papeles

—Ya veo, gracias señor, hacía mucho que no la veía —suspire un poco recargándome en el asiento.

Otra vez llegamos al edificio, Myers no me dio mas indicaciones, solo me dejo ir, subí a mi motocicleta y volví a casa. Hoy tomaría el consejo de Amhya y faltaría a clases, me esperaba una larga noche.

VendettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora