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Ya han pasado un par de semanas, aun no me acostumbro a su presencia, es como si el tiempo nunca hubiera pasado, pero al mismo tiempo se siente como si sanáramos muchas heridas del pasado, es extraño.

—¿Puedes creer que el idiota de mi padrastro me prohibió ver a mis hermanos solo por ser gay? —llegó con un jugo y un café en las manos a la mesa donde yo le esperaba.

—¿Qué soluciona con prohibírtelo?, no es como si la homosexualidad fuera una enfermedad contagiosa —tome el café que me acababa de entregar

—¿Verdad? Es lo que yo dije —se recargo sobre una mano mientras lo decía

—¿Tus hermanos saben que eres gay? —pregunté

—Si lo saben, y ellos están bien con eso

—Entonces asunto resuelto, solo debería importarte lo que digan ellos de ti —le sonreí y el me devolvió la sonrisa

Aunque mi sonrisa duro muy poco porque el nombre de Myers apareció en la pantalla de mi teléfono en una llamada. Suspiré un segundo y entonces contesté

—¿Qué sucede jefe?

—Muchacho, necesito que llegues temprano al bar hoy

—¿Puedo saber por qué? —observe un momento a Giovanni

—Tendrás un privado hoy, uno de mis amigos solicitó tus servicios, ya envié tu vestuario con León, también solicité la tarjeta roja para ti, pasa por ella ¿De acuerdo?

—Entendido jefe —me pagan el triple de lo que gano en una noche ordinaria

Después de colgar me quede viendo el teléfono unos segundos

—¿Es del trabajo? —preguntó Giovanni

—Si...

—¿Tienes que ir hoy?

—Si, de hecho me tengo que ir, ¿Puedes quedarte solo?

—Mi última clase terminó hace media hora —sonrió un poquito mientras lo decía.

¿Esperó media hora a que acabara mi clase para poder verme?

—Entonces te llevare a tu casa —mencioné mientras me ponía de pie.

—¿En tu moto? —pregunto casi horrorizado

—Tratare de no ir rápido —le extendí la mano y él la tomó como con desconfianza

Me subí a la moto y le di el único casco que tengo

—Tendrás que decirme a donde ir —mencioné mientras encendía la moto

Durante todo el camino, Giovanni iba aferrado a mi cintura como si fuera a caerse, al llegar me dio un golpecito en la espalda a lo que yo sonreí

—Dijiste que no irías rápido —se quejó mientras bajaba

—No lo hice —me burlé

—No es nada gracioso —me entregó el casco

—¿Aquí es donde vives ahora?

—Es más bonito por dentro, vivo en el piso ocho, en el departamento número trecientos siete, ven a visitarme cuando quieras ¿De acuerdo?

—De acuerdo, Doc. —sonreí un poco al final —Entra, tengo que irme —me puse el casco para poder irme.

—Ve con cuidado, llámame cuando salgas del bar —asentí y arranque en cuanto lo vi entrar al edificio.

Al llegar al bar, León recién estaba llegando también junto con Luke uno de los meseros.

VendettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora