Epílogo

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—Soy yo de nuevo madre —me senté sobre la tumba. Era un día fresco y nublado, ya es invierno.

—Hace un mes que Amelie se fue de la ciudad, dijo que quería conocer el mundo ahora que no tiene a quien temerle, adivina que madre... Myers nos ha liberado, dijo que no tenemos que trabajar más para él, incluso nos dio nuestra liquidación. Aaron ha vuelto a vivir solo y a veces toma algunas copas con Myers, incluso esta por abrir la cafetería que tanto anhelaba y nos visita de vez en cuando. León ha vuelto a su antigua casa donde vivía con Luke, volvió a pedir trabajo con Myers y continúa bailando en una cabaret, le hace muy feliz bailar y más ahora que no tiene que temer por su vida si lo deja, dijo que vivirá feliz y tranquilo por Luke.

Giovanni y yo ahora vivimos juntos, me disculpe con su madre y sus hermanitos por tantos años sin verlos y ellos me abrazaron y me recibieron de vuelta con mucho cariño, Amhya, Ángel y yo seguimos siendo amigos, hemos salido a beber unas cuantas veces, aunque Amhya no bebe, lo intenta.

Giovanni quiere convencerme de volver a la universidad, pero la verdad es que no quiero, creo que pediré trabajo en la cafetería de Aaron, tengo muchos ahorros, tantos como para no volver a trabajar nunca en mi vida, sin embargo, quiero hacer algo de mi vida, aún tengo 22 y quiero aprovechar los años que me quedan.

Mamá, donde sea que estés, espero que te encuentres bien y feliz, nosotros intentaremos serlo a partir de ahora, no sabemos cómo es vivir como personas normales, pero lo intentaremos. Te extraño madre —me puse de pie, después de dejar un ramo de rosas.

Llegue nuevamente donde estaba Giovanni esperándome junto al auto que acabábamos de comprar.

—¿Terminaste? —pregunto el viendo un libro que tenía en sus manos

—Terminé —sonreí mientras me ponía el cinturón.

—¿Qué quieres cenar hoy? Yo opino que hagamos una ensalada

—¿Ensalada? —renegué

—¿Qué tiene de malo? Es bueno para la salud

—Pero no para ser feliz, mi amor, es navidad

—Bien ¿Qué haces en navidad? —pregunto volteando a verme

—¿Ir al bar? —conteste con duda después de pensarlo un poco, él se burló bajito y dejo su libro sobre sus piernas

—¿Qué te parece si preparo una rica lasaña, tomamos algo de vino, horneamos algo rico y luego nos relajamos con un buen chocolate caliente? —sugirió tomando mi mano

—Me encanta la idea —sonreí y arranqué el auto.

Esta era la felicidad que estaba buscando.

VendettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora