Capítulo 12: Musa Inesperada

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Seguía caminando a un par de pasos detrás de ella. Era como si pudiera sentir el disturbio de enojo emanando de ella, por lo que no se atrevió a decir nada hasta que llegaron al sótano de su casa que era igual de brillante y espacioso que su sala o su recibidor, totalmente despejado excepto por una mesita con un florero y un par de ramas de flores de cerezo que eran la única fuente de color del lugar.

—Kat —El eco de su voz resonó en todo el lugar en lo que mencionaba su nombre, pero aun así no tuvo ningún efecto en ella, ni una mirada, ni una sola reacción, como si no lo hubiera escuchado—. ¿Sigues molesta? —preguntó suavemente avanzando un poco más hacia ella.

Katherine hizo caso omiso a su voz mientras avanzaba por un pasillo donde, a su lado izquierdo había una pared de cristal azul traslucido donde, al parecer, estaba el famoso laboratorio. Trataba de pensar en algo en lo que Kat se detuvo al llegar a una puerta del mismo color que solo se diferenciaba por el marco negro y una pantalla de acceso en la manija. Solo bastó con que colocara su mano, lo cual permitió a la pantalla escanearla y, con un pitido indicó que la puerta estaba abierta para que ambos pudieran pasar.

Antes de que se le ocurriera una idea, quedó fascinado con cada objeto en cuanto puso un pie en el laboratorio detrás de Kat. Su vista iba de un punto a otro en esa enorme sala amplia y moderna llena de distintos artefactos, desde las paredes con paneles de vidrio azul que eran las que daban dicho color desde afuera que funcionaban como interfaces holográficas mostrando diferentes proyectos los cuales estaban probablemente aún en proceso, hasta la mesa de centro de acero inoxidable equipada con un sinfín de herramientas de precisión.

Nada sorprendente para ser de un multimillonario experto y dueño de una de las empresas de robótica más importantes de San Fransokyo, pero para él era sumamente impresionante.

—Guau —No pudo evitar murmurar al ver con detenimiento cada fracción, cada centímetro de la sala tratando de procesar todo lo que sus ojos veían. Era incluso más avanzado y moderno que los laboratorios de la universidad—. ¡Esto... eso es increíble! —exclamó finalmente avanzando para ver cada cosa más de cerca.

Katherine solo se limitó a observarlo con los brazos aun cruzados sin sorprenderse por la reacción, de hecho, era la reacción que esperaba obtener de él, y en otras circunstancias se hubiera sentido satisfecha consigo misma y su idea, tal vez se hubiera enternecido al verlo tan impresionado, pero el recuerdo de Hiro esculcando sus cosas sin razón aparente solo hacía que se concentrara en su enojo.

—Si, este es el laboratorio de mi padre —anunció volteando los ojos sin mirar más que las paredes—. Aquí puedes esculcar sin ningún problema.

El comentario de Kat le cayó como un balde de agua fría haciendo que hiciera a un lado su emoción hacia los artefactos del laboratorio para recordarle su inicial remordimiento. No le respondió nada, pero siguió pensando en algo para arreglar las cosas y que Kat deje de estar enojada con él.

Aunque realmente nunca fue bueno para pedir disculpas.

Igual se armó de valor para voltear su vista hacia su dirección. Ni siquiera lo veía, solo se enfocaba al suelo o a otros sitios como si él de repente no estuviera ahí.

—Kat —Notó como sus músculos se tensaron con la pura mención de su nombre, que ya había dicho por milésima vez en el día con la misma intención. Aun así, se reusaba a regresarle la mirada—. ¿Ya... ya te mencioné lo lindo que me pareció tu cuarto? —Las cejas de Kat se tensaron en confusión por su declaración aleatoria. Considerándolo un avance, no hizo más que seguir con los halagos—. Muy elegante, y muy ordenado, además. —La miraba con una sonrisa inocente que suplicaba por un perdón subliminal.

Ley de Murphy (Hiro Hamada x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora