Ley de Murphy (Hiro Hamada x OC)

Capítulo 20: 25 de mayo

Recomendación de lectura: She will be loved -Maroon 5

Acorralada contra el suelo sin la capacidad o las ganas de defendersa. «¿Cuál era el peligro?», se preguntó. Solo un héroe al cual había sacado de sus casillas y del cual no esperaba una reacción tan intensa o reveladora.

Su tío no estaba equivocado después de todo.

Pero no debería de importarle, ¿o sí?

Ya lo había comprobado de alguna manera, y ese era su único propósito al hacer lo que hizo. No importaba más allá de eso.

Al menos no lo hacía hasta que rodó sobre su propia cama hacia el suelo despertando de golpe -literalmente- cuando su cara impactó contra el suelo. Antes de estar plenamente consciente, aun tenía memorias de su sueño. Sus muñecas sostenidas por dos brazos firmes sin posibilidad de movimiento, el héroe sobre ella y la sombra de su cara la cual no alcanzó a apreciar por la falta de luz y el aturdimiento de haber sido acorralada de una manera tan apasionada, su voz sobre su rostro que sonaba a una excitante desesperación.

Pero su sueño acababa de una manera un tanto diferente; un beso sin barreras.

Abrió sus ojos mas consciente de sí misma y de la situación. ¡Había soñado con el héroe! Y lo peor, ¡había soñado que besó al héroe! Se cubrió la cara por la vergüenza que le provocaba el siquiera recordar eso. Era obvio que le gustó cómo reaccionó, tal vez demasiado para su propio bien. Nunca debió seguir ese consejo de su tío, ni siquiera debió de considerar realmente comprobar lo que dijo. ¡Pero le era tan divertido molestarlo que no pudo resistirse!

«Solo era un sueño», trató de recordarse. No tenía la menor importancia aun si se había clavado lo suficiente en su mente para haberlo soñado. Una mera atracción momentanea y fugaz. Solo tenía que volver a la realidad para olvidarlo.

Tomó su teléfono y le mandó un mensaje a Kei, quien tal vez pudiera tener algo planeado para esa noche. No pudo haberse olvidado de algo tan importante, ¿o sí? No estaba segura, y recibir un «Claro que no lo olvidé, ¿por qué siempre piensas lo peor de mí?» tampoco la convencía del todo. 

...

Contactar a Honey demostraba lo desesperado que estaba por ayuda y que la situación había explotado en su cara. Su orgullo no fue suficiente para negarlo, y ahora, sentado frente a ella en el Lucky Cat Café, le costó empezar a hablar aun cuando sabía que era quien más lo comprendería.

—¿Te encontraste con La chica del hielo a solas? —preguntó, más que sorprendida, preocupada.

—Si, lo hice —respondió con voz apagada, con la mano en su cabello en señal de frustración, lo cual solo hizo que Honey se desconcertara un poco más.

—Pero, ¿qué pasó? ¿Te lastimó? —Se acercó para tomar su mano sobre la mesa. Y él no pudo evitar pensar: «Ojalá». Ojalá le hubiera hecho una herida que pudiera atender con ayuda de Baymax y no con un intento de intervención y un diagnóstico que hacía lo posible por ignorar.

—No, no es eso —Su mente estaba hecha un caos, cada que pensaba una cosa, esta se interrumpía por si sola, y ese pensamiento era interrumpido por otro haciendo de su mente un ciclo interminable de pensamientos sin terminar sin orden alguno.

—Entonces, ¿qué pasó? —Su voz sonó más serena, aunque seguía estando preocupada.

—No entremos en detalles. Solo fue... —Trató de pensar en una palabra para describir todo, por muy difícil que fuera—... extraño.