Capítulo 11: Talento descubierto

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Recomendación de lectura: Gorgeous -Taylor Swift 

Ese mismo día, después de que salieron, lo único que pudo hacer en todo el camino era tratar de meterse la idea de que el Hiro que había visto esos últimos minutos no existía, que solo había sido producto de su imaginación y que lo había visto a partir de que estuvieron fuera de ahí.

Pero su mente no hacía un esfuerzo en cooperar.

No pudo evitar sentirse distraída lo que restó de la semana. Cada que trataba de concentrarse en algo, su mente divagaba hacia los recuerdos de su visita a Hiro en el gimnasio. Incluso durante clase hizo un esfuerzo sobrehumano en poner atención a lo que los profesores explicaban para evitar pensar en esos abdominales marcados que se notaban por el sudor en su camisa, en esos brazos, en esos pectorales, en su respiración entrecortada por el esfuerzo... Y no estaba haciendo un buen trabajo.

Ya en esas, tampoco pudo evitar darse cuenta de lo mucho que había tardado en notar su atractivo físico. Muchos podrían decir que, con el pasar de los años, se había vuelto idéntico a su hermano, pero no era cierto. A pesar de ciertas características similares, Hiro era único, tanto dentro de sí mismo como en su exterior. Y el que haya notado eso tampoco era una buena noticia, pues sus pensamientos recientes los pudo haber disipado con el consuelo de que solo trataba de llenar el vacío que le había llenado la partida de Tadashi con él y que solo se sentía así por el parecido entre ambos, pero para su mala suerte, no era así.

Gracias al cielo pudo olvidarse un poco de eso después de clases cuando pudo ver a Kei después de varios días. Cero mensajes y cero llamadas, pero por fin había vuelto a verlo. Y aunque era un alivio, tampoco pudo olvidarse por completo del asunto y del remordimiento que le causaba el haber actuado de esa forma cuando ella tenía a Kei. 

 —No sé qué se trae ella conmigo, pero no hace más que preguntarme cosas, y gracias a eso no he descubierto nada. Incluso cuando no hace preguntas, solo habla del proyecto. En serio, cada que salgo de ahí me da dolor de cabeza. —Empezó a quejarse cuando ambos iban caminando por los pasillos del edificio de robótica, pero apenas podía escucharlo hablar sobre cómo han ido las cosas con Karmi y su promesa de investigar con ella el paradero de los Grandes héroes.

Y ahí estaba otra cosa. El encargo de su tío, la investigación del metahumano desaparecido que debía de hacer. Pero su mente no estaba donde debía de estar.

—Kei, ¿tú te ejercitas? —preguntó con curiosidad interrumpiendo lo que sea que estaba diciendo.

—¿Qué? —preguntó confundido por la pregunta tan aleatoria, sin la más mínima sospecha de lo que realmente desató esa duda en ella—. ¿Por qué pregunta eso? ¿Crees que lo necesito o algo así? —Empezó a ponerse algo a la defensiva.

—Oh no, para nada —dijo con una sonrisa tratando de calmarlo—. No lo sé, solo me dio curiosidad. Además, todo el mundo lo necesita de una forma u otra, ¿no crees?

Kei reía de forma sarcástica a la suposición de Kat, pues no tomó muy bien el que quisiera pasarse de lista con él.

—No estoy diciendo que no me ejercito, yo lo hago. Estoy en perfecto estado, así que no necesito que te preocupes por mí. —Negó con la cabeza dando por terminada su conversación.

Cuando Kat quería arreglar las cosas con él y decirle que no tomara a mal nada de lo que le dijo, empezó a cuestionarse por qué le hizo esa pregunta y qué respuesta quería obtener de ella. Pero antes de tener una respuesta una figura imponente se paró frente a ella. La profesora Granville.

Ley de Murphy (Hiro Hamada x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora