19-Sanando a Ji

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La veo dormir, es tan linda y pacífica. Quien diría que hace que mi interior se revuelva al verla.

De lo sucedido ya paso una semana, ella no ha querido hablar de eso. Francesco pago una fianza y ahora anda suelto, volví a denunciar pero no me dieron resultados. Creo que se ha escapado del país porque contrate a un detective privado para buscarlo pero no lo ha encontrado.

Veo que se mueve en la cama y sonrío, ella empieza a buscarme con su mano pero al no tocar mi cuerpo abre los ojos y refunfuña, se sube a mi cuerpo y se pega a el como un koala.

—Despierta—beso su rostro.

—No quiero—se esconde en mi cuello.

Llevo mis manos a su trasero y acaricio esté, la hago que se siente en mi entrepierna, veo como habré sus ojos y sus mejillas se sonrojan.

—Ahí si despiertas, ¿No?—sonrío de forma leve y dejo un beso en su cuello.

—Eres un manipulador—me alejo y veo su rostro.

Está roja.

Se recuesta en mi pecho y empieza mover sus caderas, su vestido de pijama se alza, dejando ver su voluminoso trasero.

Dejo una nalgada y bajo la tira de su fino y delicado vestido, beso su pálida clavícula donde antes habían marcas violetas.

He intentado respetar su espacio y no tocarla, sé qué por lo que paso no es algo fácil de superar, puede dejar un trauma muy fuerte.

Sonrío cuando ella empieza a jugar con el elástico de mi pantalón de pijama. Bajo mis manos la orilla del vestido y se lo quito despacio, me alejo por un segundo para poder apreciar su majestuoso cuerpo.

Llevo mi mano a su ropa interior y acaricio sus labios por sobre esta, la atraigo nuevamente a mi cuerpo y beso sus labios, quiero sentirla mía, pero no quiero forzarla.

Sus labios se entre abren cuando meto mi mano en su ropa interior, la bajo con cuidado y con mi brazo alrededor de su cintura, alzo su cuerpo para poder deshacerme de su braga con facilidad.

Sigo besándola, adentro mi lengua en su boca, profundizando así el beso, me termino de quitar la ropa quedando completamente desnudos.

Ella vuelve a retomar sus movimientos, sus caderas se mueven en círculos sobre mi hombría, jadeos sueves se escapan de sus labios.

Meto dos de mis dedos en su interior, está muy mojada lo que hace que no haya problema.

—Ah...—muerde mi labio y rompe el beso.

—Y dices que yo soy el sádico—vuelve a besar sus labios.

Ella se mueve al mismo tiempo que mis dedos, en el tiempo que llevamos haciendo esto, se ha convertido en experta.

—¿Estás lista?—saco mis dedos de su interior cuando noto como su placer está aumentando.

Un pequeño reproche sale de sus labios el cual es callado cuando levanto su cuerpo y alinio mi miembro en su entrada, hago que baje lentamente, su labio produce un sonido tan placentero para mis odios.

—Suave...—sus manos se pozan en mis hombros.

La tomo de sus caderas y hago que pegue un pequeño salto, su rostro es un poema, la excitación en el es muy perceptible.

Se pega más a mí, empieza a besar mi cuello, estoy seguro que está dejando marcas.

Suelto un jadeo cuando muerde mi hombro a la vez que la hago saltar mucho más rápido.

Siempre serás tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora