16-Recuerdos de cristal.

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Min Jung-Li

...

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Me encuentro en mi cuarto jugando con mis muñeca favorita, estoy un poco aburrida así que salgo de la recamara y voy saltando al cuarto de mi hermano.

Toco la puerta pero al ver que no responde y no abre, pego una pequeña patada el suelo haciendo un leve puchero.

Hermanito...abre...—vuelvo a tocar abrazando la muñeca a mi cuerpo.

Siento unas manos cargarme y sonrío al recocnocerlas de inmediato, abrazo a mi papá con una sonrisa, al pegarme a su pecho puedo sentir su respiración agitada, me alejo y veo que ha empezado a caminar hacia su oficina.

—¿Papi? ¿Qué paso? ¿Y Yeungie?—mi padre dibuja una sonrisa muy parecida a la que hago cuando descubren que me he comido solo la carne.

—Tranquila, mi princesa...—al llegar a la oficina me deja en el sofa, no hay nadie aquí—prométeme que no saldrás.

—¿Qué pasa, papi? —mi voz suena temblorosa, no me gusta la oscuridad y aquí esta muy oscuro—. Quiero a Yeung-Li, por favor.

Sollozo y cruzo mis brazos. Siento la mano de mi padre acariciar mi mejilla, su rostro parece preocupado, no quiero que por mi culpa se sienta así.

—Princesita, prometelo...sabes que eres tesoro precioso y que haría cualquier cosa por protegerlos—no estaba entendiendo nada de lo que decía pero sonrío cuando me llama "Princesita".

—Está bien, papi. Lo prometo, pero trae a Yeung, por favor—veo sus ojos y lo abrazo.

—Haré todo lo posible, princesa—se aleja de mi y deja un beso en mi mejilla.

Lo veo salir de la oficina y suspiro, mi labio empieza a temblar, no quiero llorar porque papi se va a preocupar pero él no está aquí así que dejo salir las lágrimas.

Después de mucho tiempo veo luz endidura de la puerta, ladeo mi cabeza y me levanto del sofá, camino hacia esta pero recuerdo lo que le he prometido a papá.

Cuando estoy por volver al sofá escucho la voz de Yeung-Li y sonrío, corro a la puerta y abro. Un grito sale de mis labios al ver que hay unos hombres vestidos de negro, uno está apuntando a mi hermano con una pistola y los otros están intentando abrir la puerta de mi cuarto.

Cuando escucharon mi grito todos voltearon a mí, una sonrisa retorcida apareció en sus labios, uno de ellos se acerca con pasos firmes hacía mí, intento alejarme pero me toma de uno de mis brazos y cuando quiero soltarme pone un cuchillo en mi cuello.

Mis lagrimas bajan por mis mejillas, quiero gritarle a papá pero no puedo, mi voz no sale aún cuando necesite hablar.

—Jungie...—la voz de mi hermano hace que instintivamente quiera correr a abrazarlo, pero el cuchillo se aprieta más a mi cuello.

—Yeungie...—respondo sollozando.

—Cierren la puta boca si no quieren que se las cierre a base se balas—mi cuerpo tiembla al escuchar el grito.

—Relajate, recuerda que siguen siendo niños...independientemente de su linaje son inocentes...—la voz de una chica se escucha atravez del pasamontañas que lleva.

—Uno morirá, sea la escuincla o el llorón este—señala a mi hermano, ambos estamos llorando y no podemos parar.

Nos jalan hacia la oficina de papá y cierran de un portazo, nos hatan al escritorio y poco después entra mi padre, él también lleva las manos atadas, mi madre está tras él llorando.

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