¿Fiesta?

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*Dipper*

El verano que caía sobre Gravity Falls encajaba perfectamente sobre la vibra otoñal del pueblo.
Me encanta el hecho de poder estar aquí denuevo, observar el bosque y recordar las peculiaridades de este, las cuales siguen por allí escondidas y seguramente alguna otra que todavía no he descubierto.

Luego de recorrer un poco, volví a la cabaña del misterio. Cuando de pronto sentí un viento extraño que paso detrás de mi.

Mire y nada.

Y entonces algo me tiro al suelo.
Intente pararme inmediatamente pero no pude.

—Creo que no medí mi fuerza...

—¡¿Mabel?! —intente sacarme la tierra que me había entrado a los ojos.
Cuando por fin pude ver mejor, una mano me ofrecía su ayuda.
—Gracias... ¿Grenda? —observe por un momento a la chica que estaba en frente de mi, ahora más alta e igual de robusta. Me sentí mal, seguro parezco un fideo al lado de ella.

—La misma. ¡Hola Dipper! te extrañe chico raro...—dijo melancolicamente y me dio un abrazo del que estoy seguro que no respire por 3 segundos.
—H-hola... —dije en los que pensé que eran mis últimos suspiros.

—Grenda ¿A mi no me vas a ayudar? —preguntó Mabel aún en el suelo, tocándose la cabeza. Seguramente atontada por la caída que nos tumbó al suelo.

—¡Ay, lo siento! —respondió ella deshaciendo mi apretado y estrecho abrazo, para ofrecerle su mano a Mabel.

—Mabel ¡¿Que rayos?! ¡¿Por que me tiraste?!

—Quería asustarte jeje, pero creo que corrí muy fuerte. ¡Y además tengo una noticia importantísima que contarte!

—¡Hiciste que me entrara arena a los ojos!

—Ay ya no llores, solo ve a lavarte

—¿Tu fuiste la del viento? —le pregunté inmediatamente.

—¿Viento? ¿Que viento? es verano

—Hola Dipper, tanto tiempo. —dijo amablemente la otra chica en el lugar.

–Hola Candy —dije inmediatamente. —Perdón, no te había visto.

—¡Guau Dipper! ¡Creciste! ahora me doy cuenta. —interrumpió Grenda. —Y tienes el pelo más largo uuhhh

—Uhh, quiero tocarlo... —menciono Candy.

—¡No! ¡Yo primero! –gritó Grenda.

Y se abalanzaron contra mi.
No se como, pero logré salir de ahí. De la nada me encontraba corriendo de ahí para que no me tocaran el pelo. Odio que me toquen el pelo.
Si bien ahora lo mantenía un poco más largo para no usar gorra y así tapar la cicatriz, no es mentira que esté estilo se me ve bien. Así que me lo dejé.

Y como era de esperarse (en realidad pensé que no iba a pasar) estoy más alto. Ahora paso casi por una cabeza a Mabel.
Creo que es lo único que me ha gustado de la pubertad.
Porque el sudor y los pelos son otra cosa. Pero no hablemos de eso...

Bueno, como decía, corrí y me desvié a un camino que no conocía muy bien. Pero este solo me llevo al centro del pueblo.
Como ya estaba ahí y no tenía más que hacer para el resto del día, fui a la cafetería.
Linda Sussan me recibió y me recordó inmediatamente y... me estiro los cachetes... como si fuera un bebé. Pero luego dijo que me invitaba algo del menú, así que acepte y pedí unos cafés con wafles.

Otro verano de misterio || DipcificaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora