Auto de Escape

1.4K 113 134
                                    

*Dipper*

—No te puedes ir ahora —le dije firmemente.

—¿Que haces acá? ¡Lárgate! mis padres te verán. —reclamó ella, mirando hacia las ventanas perseguida.

—Y que importa, ya me odian de por si

—Te van a demandar. —refutó.

—Iré a fuera —dije inmediatamente prendiendo la camioneta.

—Espera —ella me detuvo. —Subiré. —dijo de mala gana, para luego entrar al asiento del copiloto.
—Sal, ahora de mi césped.

—Solo te haré caso porque no quiero una demanda
—me apresuré a salir por la reja del acostado.

—Por cierto ¿Como pasaste? —ella preguntó, mientras salíamos.

—Una señora me vio por el citofono, me reconoció y me dejó pasar

—Aah si... debió ser Nina, ella trabaja acá. —de reojo pude ver su extraña impresión.

—¿Y como sabe quien soy? Acaso... ¿Le estuviste contando sobre mí Pacífica?

—Pff no... —ella miraba hacia la ventana.

—Wao, me siento halagado. Pacífica Noroeste habla sobre mí en su casa —comencé a alardear.

—¡Ya te gustaría imbecil! —ella me dio un golpe en el brazo. —Jamás hablaría de ti con alguien, ni en tus mejores sueños

No se por que a todos les dio por pegarme hoy.

—¡Auch! que mala... —estacione el auto lejos de la mansión.
De inmediato un silencio se hizo presente. No era un silencio incomodo, era atemorizante.
—Es...

—Si. Si es. —ella me interrumpió cuando intente decir algo. —Pero, no lo digas aún. No quiero creerlo.  Así que no emitas ni una palabra.

—Pero y- —intente decir.

—No. —me detuvo, a lo yo hice un gesto con la mano de que ya no diría nada y me puse a ver por la ventana.

Pasaron unos largos momentos en completo silencio, cada uno mirando a su lado de la ventana, hasta que ella hablo.

—Dilo. —dijo de la nada y yo la mire confuso. —¡Solo dilo!

—Creo que... creo que estamos en otra dimensión.

—¡Ahhhhhhhh! —ella comenzó a zamarrearme otra vez. —¡¿Que haremos?! ¡¿Que haremos?! —comenzó a gritar... otra vez.

—¡No seeeeeee! ¡¿Pero puedes soltarme?! —ella me soltó. —Au, ¿Por que siempre me atacas? —dije acomodándome la camiseta.

—¿Que haremos? —volvió a repetir. —¡No quiero morir aquí! ¡En esta dimensión! ¡Y en este pueblo!

—No moriremos aquí —lo pensé mejor, pero su suposición me asusto. —Creo que no... pero que pasa si... ¡AHHHH! —ahora fui yo quien gritó.

Ella puso sus manos fuertemente en mi cara y me giro la cabeza para que la pudiera mirar.
—Cállate idiota. Se supone que tú eres el cerebrito acá. ¡Piensa!

Me pillo desprevenido al intervenir así mi grito, así que pude sentir como mis mejillas se acaloraban.
—S-si... pero no puefo pendsar asi —balbucie con sus manos en mi cara.

—Ah... lo siento —ella deshizo su agarre.

—¿Que viste? —le pregunté de inmediato.

—A Linda Susan...

Otro verano de misterio || DipcificaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora