No entendimiento

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*Pacifica*

¿Como alguien puede ser tan estúpido y nerd a la vez?

Eso es lo que me preguntó cada vez que veo a Pines.

Vomitarme encima, convertirme en prófuga de la justicia, hacerme partícipe de un choque y ser tremendo idiota en todo lo que hace, pero sin querer yo aún así seguía estando con el.

Intente dormir enseguida, luego de que acordáramos quedarnos en la camioneta y el muy ágil cayera de forma extraña sobre mi.
No quería hacer todo más incomodo de lo que se estaba convirtiendo ni tampoco quería hablar con él, de por si ya estaba en una camioneta encerrada con el, así que me giré para negar mi realidad y procuré dormirme.

Cuando desperté con ese sentimiento de no saber dónde rayos estaba, lo vi a mi lado. Recostado en su asiento con una expresión estúpida, como si pensara hasta dormido.
Desde ese punto se le veía la herida la cual ya estaba bastante bien, pero eso no me quitaba el pensar sobre si las cosas hubieran sido mayores, no dejarían de ser mi culpa.

Intente dejar de torturarme con mis pensamientos y me puse a pensar en cómo despertarlo. Mire hacia los lados y abajo de la radio había un compartimento en el cual había un silbato de esos que vienen de premio en los dulces.

Perfecto.

Tuve un cierto placer en ver cómo dormía y en como iba a dejar de hacerlo justo ahora.

Tome el silbato y lo sople con ánimo.

El se sentó rápidamente con cara de pánico.

—¡¿Que pasó?! —preguntó totalmente desorientado, mirando hacia los lados. —¡¿Volvió el pitido?! —al ver su reacción estalle de risa y el vio el silbato en mi mano.

—BUAJAJAJAJA ¡Tu cara! —lo señalaba mientras me reía.

—¡Pacífica! ¡Aaaaaaaaaah! ¡Estás loca! —exclamaba enojado mientras se refregaba sus manos en la cara para despabilar.

—Hora de despertar princesa durmiente —me burlé. —Ya está saliendo el sol.

—Grandiosa forma de despertar... ¡Y más a quien te dejó dormir en su camioneta! —el se enojó.

—¿Tengo que agradecer que no me dejarás dormir con los lobos?

—¡Tal vez!

—No quiero recordarte quien fue el que choco.

—En ese caso te cuerdo por quien estamos en esta situación.

El ambiente se volvió tenso de golpe.

Se había referido justo a lo que no quería.

—Será mejor que vayamos a la cabaña antes de que amanezca —dije firmemente y acomode mi asiento.

El hizo lo mismo.

Ninguno emitió una palabra más en el camino y yo nisiquiera le quise ver la cara así que me fui mirando por la ventana todo el camino.

Él paro un poco lejos de la cabaña.

—Bajaré. —aviso derrepente. —Quédate aquí. No quiero que el tío Stan vea su camioneta. Yo volveré enseguida.

Yo no conteste. Ni siquiera lo mire.
Sentía que si volvíamos a hablar como si nada era darle la razón, y darle la razón era lo que menos quería ahora.

Él simplemente cerró la puerta sin esperar respuesta y desapareció por un rato.

Luego de un rato volvió corriendo con el cuadro en sus manos y le puso las llaves a la camioneta acelerado.

Otro verano de misterio || DipcificaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora