Sombras Del Pasado

Capitulo 8

Toc toc.

En mis manos yacia un gran pliego de papel.

Toc toc.

Me costaba mucho ocultar mi sonrisa.

Toc toc.

Mi cuerpo parecía querer convulsionar

Toc toc.

No paro de tocar la puerta.

Toc toc.

Ya quiero que lo vea.

Toc

—¡Auch! —Exclamó mi padre acariciando su nariz. Su pelo tenía más canas y algunos mechones sobre saliendo de su cabeza, lo único que parecía no envejecer, era aquel reloj que siempre traía puesta en la muñeca.

—¡Ciux! lo siento papá. No quise...

—Tranquilo hijo, está todo bien. —Decía mientras se incorporaba y me observaba con una sonrisa antes de darme un abrazo al que correspondí con gran entusiasmo— Me alegra que vengas a visitarme ¿Qué tal te va?

Rompí el abrazo para alzar el pliego y tratar de verme sereno, pero, mis labios reprimidos no pueden resistirse a sonreír.

—¿Y eso? —Preguntó con cierta curiosidad.

Ya no oculté mi amplia sonrisa y, con mucho orgullo, respondí.

—Son radiografías. —Dije con una risa algo nerviosa, pues, la sensación es tenebrosa, pero, emocionante a la vez— ¡¡Voy a ser papá!!

Mi padre también sonrió, como nunca, y a todo pulmón exclamó.

—¡¡Voy a ser abuelo!!

Con la emoción en la garganta, nos volvimos abrazar mientras nos dábamos palmadas en la espalda. Él realmente estaba contento por la noticia, de hecho, me sorprendió esa actitud.

Père no esperó y tomó sus lentes para, después, arrastrarme hasta el sofá y observar juntos, a detalle, las radiografías.

—No puede ser. —Dijo con impresión— ¿Cuántos meses lleva?

—Cuatro.

—¡¿CUATRO?! ¡¿Y RECIEN ME LO DICEN?!

—Queríamos estar seguros para sorprenderlos.

—Uff, ya puedo percibir que va a ser igual a tu novia.

—Curioso. —Respondí— La Sra. Heeler piensa lo mismo.

—No lo pienso, lo sé.

—Entonces somos el Sr. Heeler y yo, contra ustedes dos.

Ambos reímos y después devolvimos la mirada en la radiografía. Foto que logró conquistar nuestros ojos y provocar que lo apreciemos por un buen rato. Creo que empezamos a ilusionarnos por mucho tiempo. Era de esperarse. Yo, al principio, no supe cómo reaccionar con exactitud. Como lo dije, había entrado en un momento de pánico, y este, se mezclaba con la emoción de serlo. Es como si, muy dentro de mí, buscaba a alguien de quien cuidar.

—Espero estar vivo para verlo. —Eso enfrió mis ánimos.

—Obvio papá. ¿De qué hablas? —Pregunté con mucha extrañeza.

Estaba totalmente desconcertado.

—Bueno, es que, ya con el paso de los años, uno se pone viejo y... Llega a su fin.