De repente, Murata irrumpió en la habitación, sorprendido al ver a Genya abrazando al príncipe.
– ¡¡Hey!! ¡¡Genya regresó!! –gritó Murata, llamando a los demás.
Kanamori, Kotetsu y Haganezuka llegaron corriendo, sorprendidos al ver la escena.
– ¡Genya! – Exclamaron al unísono los tres.
– ¡¿Te encuentras bien?! – Pregunto Kotetsu.
Genya asintió, todavía llorando, mientras Muichiro lo abrazaba con fuerza.
–Estoy... estoy bien –Genya tartamudeó, intentando calmar su llanto.
Los demás se acercaron, rodeando a Genya con preocupación y amor.
–Genya, hemos estado buscándote por todas partes – dijo Kotetsu, poniendo una mano en su hombro.
Haganezuka asintió, sonriendo– Estamos felices de que hayas regresado.
Genya miró a sus amigos, sintiendo una sensación de alivio y gratitud. Volver a casa siempre tiene sus recompensas.
Sanemi, con una linterna a vela en la mano, se acercó con una mezcla de emoción y preocupación en su rostro. Al ver a Genya, su expresión cambió a una de alegría y alivio.
– ¡¡Genya!! –exclamó Sanemi, corriendo hacia él con los brazos abiertos.
Genya, aún abrazado por Muichiro, sonrió débilmente al ver a su hermano. Sanemi lo envolvió en un abrazo fuerte, casi sofocante, y Genya se sintió rodeado de amor y preocupación.
– Aniki –murmuró Genya, sintiendo un nudo en la garganta.
Sanemi se apartó un poco, mirando a Genya con ojos llenos de lágrimas– ¿¡Dónde has estado!? ¡Te he estado buscando por todas partes!
Genya bajó la mirada, sintiendo una mezcla de emociones. Sabía que Sanemi lo amaba y se preocupaba por él, pero también sabía que no podía contarle todo lo que había pasado.
No ahora, al menos.– Lo siento...–murmuró Genya.
Sanemi se acercó más a Genya, con su típico rostro enojado y preocupado– ¿¡Por qué diablos escapaste?! –le gritó–¡¿Por qué te fuiste sin decirme nada?!
Genya se sintió abrumado por la emoción y el arrepentimiento– Discúlpame...te extrañé – murmuró, con un nudo en la garganta y al borde del llanto.
Sanemi lo miró, su expresión lentamente comenzó a suavizarse al ver el dolor y la culpa en los ojos de Genya. De repente, Sanemi rompió en llanto, y abrazó a Genya con fuerza.
– ¡Nunca más vuelvas a irte sin mí! –Le pidió Sanemi, con la voz quebrada por la emoción– ¡Nunca más te vayas sin decirme a dónde irás!
Los dos hermanos se abrazaron, llorando y pidiéndose perdón, en un momento de reconciliación y amor.
Goto, Tanjiro, Inosuke y Zenitsu llegaron corriendo pronto.– ¡Genya! ¡Estás de vuelta! –Goto exclamó, sonriendo de oreja a oreja.
Tanjiro se acercó, preocupado– Genya, ¿qué pasó? ¿¡Dónde estabas?!
Inosuke se le tiró encima– ¡Pensé que te habías muerto!
Zenitsu se acercó, temblando un poco de la emoción– G-Genya, ¿estás bien? Te oyes acelerado!
Genya asintió, todavía llorando, mientras Muichiro lo abrazaba con fuerza.
–Estoy bien.
Goto se acercó, poniendo una mano en el hombro de Genya– No importa qué pasó, Genya. Lo importante es que estás de vuelta con nosotros.