Susurros de amor (Dekubaku) 2

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𝑻𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐: Susurros de amor

Capítulo 2

El tiempo comenzó a avanzar, y el vientre de Katsuki cada vez era más grande, ya tenía cerca de ocho meses y su alfa lo tenía tan mimado y consentido, no había nada que le pidiera y él no se lo pueda entregar, después de todo era el omega del rey, ¿Quién estaría tan loco para decir algo?

El omega estaba sentado en medio unos mullidos cojines en el invernadero del castillo, cerca de él estaban dos omegas, eran las doncellas que el rey había asignado a su cuidado, las puertas se abrieron y por ella entró el guarda real de Katsuki.

—Su alteza —llamó el Alfa —sus padres acaban de llegar y desean verlo

Katsuki asintió, su Alfa le había dicho que sus padres llegarían poco antes del nacimiento de su cachorro — ¿podrías guiarlos al jardín? — preguntó mientras sus doncellas lo ayudaban a ponerse de pie.

El guardia asintió — primero lo acompañare al jardín, Alteza — comentó mientras ofrecía su brazo para ayudarlo a caminar, las órdenes del rey fueron claras, ayudar al consorte para que hiciera el mínimo esfuerzo.

Katsuki estaba ligeramente nervioso, la última vez que vio a sus padres fue en su boda, luego de eso ellos partieron a otro reino para visitar a unos amigos de ellos, al llegar al jardín, lo ayudaron a sentarse en un sofá mullido en medio de los árboles que daban la sombra perfecta.

El guardia se retiró y fue en búsqueda de sus padres, cuando por fin aparecieron sus padres, Mitsuki sonreía con amor y felicidad — ¡Mi cachorro! Mira como has crecido — exclamo la omega mientras se acercaba para abrazar a su hijo que estaba sentado cómodamente en medio de todos los cojines.

Masaru espero a que su esposa terminara de abrazar a su hijo para acercarse él — Es bueno verte, hijo —saludó Masaru con una sonrisa después del abrazo, se sentó a un lado de su cachorro dejando a Katsuki en medio de sus padres, y coloco una mano sobre su vientre —. ¿Cómo te sientes?

—Estoy bien —respondió Katsuki — Aunque tengo miedo, ¿y si no soy buena madre?

—Mi cachorro — hablo Mitsuki — es normal sentir eso, yo también pasé por ese miedo, pero mira en lo que te has convertido mi niño — hablo con orgullo — eres el rey consorte, el omega del rey de un próspero reino y nuestro futuro principe, tendrá a unos maravillosos padres.

—Gracias, mamá, papá —hablo Katsuki con una suave sonrisa—. Realmente aprecio que estén aquí.

Mitsuki sonrió acariciando el cabello de su hijo — Siempre estaremos aquí para ti, mi cachorro. Y cuando nazca el bebé, Izuku y tú no estarán solos, tu padre y yo estaremos cerca para ayudar en lo que necesiten.

—¿Los padres de Izuku, están aquí? — preguntó Masaru — tiene mucho que no veo a Inko y a Yagi

—Izu fue por ellos, también llegaran hoy, debido a mi embarazo, mis suegros están ayudándome con mis compromisos reales, estaban en el reino de Todoroki — respondió

Unas horas después cuando Katsuki comenzó a lucir cansado se despidió de sus padres y las doncellas quienes eran las únicas que podían entrar a los aposentos reales solo para ayudar al omega, lo guiaron a su nido donde lo acomodaron

—¿Necesita ayuda con algo más? — preguntó una de ellas luego de asegurarse que el omega estuviera cómodo

—No, solo necesito descansar un momento, déjenme solo y solo avísenme cuando mi esposo llegue por favor — pidió con calma mientras comenzaba a cerrar sus ojos

La habitación se quedó en silencio una vez que las doncellas se retiraron, las cortinas se movían con suavidad por la brisa que soplaba en el exterior, aunque tenía cerrado sus ojos, estaba despierto solo queria descansar un momento, lo sentía su cachorro no tardaría en nacer.

Un aroma llego a sus fosa nasales, conocía a la perfección ese aroma, con su embarazo hizo que ese repugnante aroma le provocara arcadas, intentó levantarse, sin éxito, el alfa de sus pesadillas estaba sobre él, invadiendo también su lugar seguro, su nido, intento gritar pero su voz quedó ahogada por la áspera mano que cubría su boca, el alfa lo miraba con una cruel sonrisa, el corazón del omega comenzó a latir con fuerza, mando una señal por medio de su lazo, no sabía dónde estaba Izuku pero rezará porque estuviera cerca.

—Fue difícil llegar a ti, omega — susurro el alfa contra la mano que cubría los labios del cenizo, mientras que con la otra sostenía ambas manos del omega arriba de su cabeza, ejerciendo cierta presión para reducir su resistencia — Ahora vendrás conmigo, tú me perteneces y aunque el cachorro que llevas en tu vientre no es mío, te juro que, si sale igual a ti, lo cuidare como si fuera mío.

El omega intentaba quitarlo, pero su avanzado estado le impedía hacer mucho esfuerzo, tenía que proteger a su cachorro, su única esperanza es que Izuku sintiera su llamada de auxilio.

—¡Déjame! —murmuró con voz ahogada debajo de la mano que cerraba sus labios

—No te dejaré, te llevaré lejos de aquí, omega, y nadie podrá encontrarte, serás mío para siempre — Había maldad en esa mirada, aquellos ojos ámbar que antes eran los de su mejor amigo.

Sin esperar más le dio un certero golpe con la mano que cubría sus labios, ocasionando que el omega del rey perdiera el conocimiento, sonrío ahora nadie le quitaría lo que por derecho era de él.

Cargo al omega en sus brazos y se dirigió al balcón, con mucho cuidado de no moverlo mucho, comenzó a descender lento pero con precisión, durante meses estuvo estudiando los horarios de vigilancia, por lo que sabia cuanto tiempo le quedaba, se dirigió a la salida que estaba escondida en los jardines, la conocía a la perfección pues él antes de que todo cambiara, él era parte de la corte, llego hasta una carroza oculta cerca del castillo, colocó al omega entre unas mantas rancias y sucias, ató las manos y pies del omega, finalmente se dirigió al frente para avanzar con los caballos, el sonido de las ruedas por el terreno irregular y el casco de los caballos era suave que podría pasar desapercibido a esa hora, por el ruido de la gente. Aunque tenía su vista al frente no podía evitar girar sus ojos ámbar a la figura inconsciente dentro de la carroza, sonrió para sus adentros, al fin tenía lo que por derecho era suyo.

Izuku iba llegando al palacio en el momento en que sintió la desesperación de su omega, así que sin decir nada comenzó a correr hasta sus aposentos, en la entrada estaba el alfa que había designado a su cuidado.

—¿Dónde está mi omega? — preguntó con su imponente aura

—Alteza, su omega esta descansado pidió que no se le molestara hasta que usted llegara comentó haciéndose a un lado para dejar pasar a su rey.

El Alfa abrió la puerta de golpe, observó el nido vació del omega, estaba totalmente desecho y había un aroma que no era el de Katsuki ni él de él, su alfa interno soltó un gruñido, el aroma, aunque ahora era tenue podía identificar al bastardo que se había atrevido a tocar a su omega.

—Ese bastardo — corrió hasta el balcón donde vio la cuerda — debí mandarlo a la horca en lugar de desterrarlo

—¡PREPAREN A LOS GUERREROS! — grito Izuku al guardia que estaba en la puerta sorprendido de que su rey consorte no estuviera — diles que me sigan

Sin esperar más, Izuku dejándose llevar por su instinto salto por el balcón.

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LIBRO DE LETRAS (RECOPILACION DE OS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora