Susurros de amor (Dekubaku) 3

9 4 0
                                    

𝑻𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐: Susurros de amor

Capítulo 3


El rey aterrizo en el césped del jardín como si de un felino se tratara, cerro los ojos concentrándose en todos los aromas, podía identificar perfectamente el de su omega y un poco más fuerte en el de ese bastardo.

Comenzó a moverse siguiendo ese rastro, llego hasta el pasadizo que se utilizaba en caso de escapar de un ataque enemigo, no lo vio venir, fue desterrado aquella persona en la que una vez deposito su confianza y lo traicionó de la peor manera, y ahora había regresado para llevarse a Katsuki, debía seguir su omega y su cachorro estaban en peligro.

Finalmente llego un pequeño sendero que se perdía en el bosque, observó las huellas de una carroza y de cascos de los caballos, siguió el camino, cuando llego al camino de piedra ya no pudo continuar pues el aroma de ambos se había desvanecido y no sabía que dirección había tomado, se maldijo hacia sus adentros.

Unos segundos después se escucharon los cascos de más caballos, dirigió su mirada y vio a sus hombres, a su padre y a su suegro

—El guardia nos explicó lo sucedido — hablo su padre — ¿por dónde se fue?

— No lo sé, pero lo encontrare — respondió el rey acercándose a uno de sus hombres que llevaba las riendas de su caballo.

El peliverde se subió a su caballo, no podía permitirse perder al amor de su vida ni al cachorro que llevaba en su vientre.

—Nos dividiremos —ordenó el rey—. Son tres caminos, ustedes — señaló a un grupo de guerreros ira con mi padre al sur, los guerreros y su padre asintieron.

—Ustedes con Masaru — señalo a otros y finalmente a los que quedaban — ustedes conmigo.

El grupo asintió y todos se dispersaron, Izuku encabezaba la marcha con su caballo, su instinto le decía que estaba por el camino correcto.

Katsuki comenzó a despertar, había un fuerte olor a humedad y tierra, poco a poco comenzó a ser consciente, estaba sobre un colchón viejo, sus manos estaban atadas a la parte superior de la cama y sus piernas estaban igualmente atadas pero abiertas, una en cada lado de los postes de la cama.

—Despertaste, omega — la voz de ese repugnante alfa se escuchó — si quieres gritar hazlo, estamos muy lejos de tu hogar y dentro de esta cueva nadie te escuchará

El omega intentó moverse, pero las ataduras eran fuertes, sintió su corazón desbocarse, pero tenía que calmar su respiración pues sentía que eso ocasionaría que diera a luz antes de tiempo, rogaba porque todo fuera una pesadilla o que su Alfa entrara en cualquier momento.

El alfa se acercó con una sonrisa retorcida, sus ojos ámbar brillaban con malicia, Katsuki aun no entendía como ese hombre que antes había sido su amigo y miembro de la corte, ahora era su principal enemigo.

—Te dije que serías mío —susurró el alfa, inclinándose sobre él. Katsuki sintió el nauseabundo aliento contra su rostro, — y ahora que estas a mi merced, empezáremos nuestra vida juntos, aunque primero... — el Alfa hizo una pausa y saco una botellita con un líquido transparente es su interior, Katsuki no sabía que era eso, pero fuera lo que fuera sabía que eso sería malo.

—¿Sabes qué es esto? — preguntó casi con un ronroneo en su voz — Es algo que induce a un omega o beta a un parto, se supone que se usa cuando llega el periodo aun el cachorro no quiere salir, veamos si ese bastardo que llevas en tu interior es digno de ser llamado mi hijo.

Con una lentitud destapo la botella observando el rostro lleno de pánico del omega que intentaba removerse sin mucho éxito, el aroma a acre y especies llego a sus fosas nasales causándole arcadas.

LIBRO DE LETRAS (RECOPILACION DE OS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora