Capítulo 8

29 5 0
                                    

                                             
                                    Chloe.

En la penumbra del estudio, intento aplacar el caos en mi mente, mis manos firmemente colocadas sobre mi cabeza en un gesto desesperado. La única luz proviene del débil reflejo de la luna, filtrándose por las cortinas entreabiertas, como un testigo silencioso de mi angustia. El reloj en la pared marca cada segundo con precisión cruel, recordándome que el tiempo se terminó. Mi corazón late con fuerza, resonando en mis oídos mientras me esfuerzo por hallar una salida, una solución que parece imposible en la mierda en la que estoy metida.

Cada pensamiento me empuja más hacia el borde, hacia un callejón sin salida que no sé si podré evitar. No sé cuánto tiempo más puedo resistir.

Espero, conscientemente de que mi tiempo se agota.

Entonces, el leve crujido de la puerta me saca de mis pensamientos, su sonido rompe el silencio con un suave susurro que me eriza la piel.

Claro. El maldito idiota no necesitaba tocar la puerta. Entra a sus anchas. Ni siquiera me permito sorprenderme por ello.

Me levanto automáticamente, rodeando el escritorio como si fuera un escudo que pudiera protegerme de lo inevitable.

Adam, impecablemente vestido, entra en la habitación. Los ojos oscuros centellean autoridad y desidia glacial.

La habitación se vuelve un lugar frío y sofocante mientras lo observo acercarse, sin dejarme espacio para respirar. Mis uñas se entierran con fuerza en mis palmas, tratando de encontrar alguna estabilidad, alguna fortaleza que me impida desmoronarme frente a él. Pero no me da tiempo. No me da espacio para procesar lo que está sucediendo.

—Tu tiempo se ha acabado, Russell —su voz suave trasciende de la amenaza—. Necesito tu respuesta ahora.

Trato de mantener la compostura a pesar de los latidos desbocados de mi corazón.

—Esto no es un juego, Adam. ¿Eres consciente de lo que me estás pidiendo? —mi voz tiembla ligeramente, el miedo adormece mi sentidos y él disfruta de ello.

Estaba jodida. La organización de Andrei y la maldita propuesta de matrimonio de Hoffman. Parecía la única salida para salvar a Lucas.

—No tienes elección —me interrumpe antes de poder decir una palabra más, se acerca dando un paso más. Su presencia imponente y amenazadora convierte la estancia en algo sofocante—. Tu hermano está en peligro, la chica está muerta y ahora los mafiosos buscan vengarse. Si no aceptas, Lucas será el próximo. Estás emboscada, no tienes otra salida.

Un nudo se tensa en mi estómago. Sé que tiene razón. La muerte repentina de Alice acababa de desencadenar una serie de eventos que acabarían con mi única familia. Pero aceptar la propuesta de Adam significaba unir mi destino a un hombre tan peligroso como Andrei, si no más.

—¿Por qué haces esto? —pregunto cuando el aire vuelve a mis pulmones, buscando desesperadamente un rastro de humanidad en los ojos azules.

—Porque sé lo que tu padre ha hecho —el tono de su voz se vuelve aún más sombrío—. Y porque sé que aunque lo niegues, lo quieres muerto. Pero no te equivoques, Chloe. Esto no es solo venganza, es poder. Te necesito a mi lado tanto como tú a mi.

Apoteósico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora