Capítulo 39

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En el mundo de la hechicería Tengen había sido considerado como una de las figuras más importantes y era el pilar que sostenía al mundo de la hechicería. Durante mil años desde la era Heian o tal vez incluso antes, Tengen había mantenido las barreras del colegio de Tokio durante todo ese tiempo. También era el encargado de mantener las barreras sobre Japón, siendo de alguna manera el contenedor perfecto para la energía maldita y las maldiciones. Aunque Tengen, más conocido como el Maestro Tengen, era inmortal gracias a su técnica maldita, cada quinientos años debía de cambiar de cuerpo por uno más joven, dado que su técnica no prevenía el envejecimiento.

Asimilar a Tengen había sido el objetivo principal de Kenjaku durante aquellos mil años, siendo frustrado en algunas ocasiones por los miembros del clan Gojo que contaban con los "Seis Ojos". Ahora, Tengen había sido asimilado por le cuerpo de Ryomen Sukuna y había iniciado el cambio en el mundo. Sin Tengen de por medio, ahora Sukuna podría llevar a cabo el plan de Kenjaku y cambiar el mundo para siempre.

Se había convertido en "Dios".

Asimilar a Tengen, había causado que el cuerpo del Rey de las Maldiciones mutara rápidamente. Había cambiado su fisiología, llegando a decolorar su pelo hasta convertirlo en una mata de cabello como la nieve erizado y haciéndole crecer unos centímetros. Le había dado un cuerpo que no compartía ni con Yuji Itadori ni con Megumi Fushiguro. Era completamente libre y tenía nuevos poderes a su servicio. Haber devorado a Tengen, le dio la habilidad de absorber la energía maldita, de deshacer las técnicas con la que los hechiceros intentaron atacarlos. En todo el termino de la palabra: Ryomen Sukuna se había convertido en alguien intocable.

Esta premisa se había instalado en la mente de un recién recuperado Yuji Itadori que, incrustado en la pared, observó como sus compañeros eran dañados por Sukuna y algunos siendo asesinados de una manera atroz y grotesca.

No era un dios...era un monstruo.

"Mounstro"

Yuji miró sus manos y las cerró hasta formar dos puños. Había decidido convertirse en un monstruo, en el Ryomen Sukuna de la Era Actual...pero habían sido vencidos. ¿Cómo podrían herir a Sukuna ahora que había asimilado a Tengen? ¿Cómo lo vencerían cuando él había recuperado todo su poder y ellos no podían hacer uso de sus técnicas malditas?

Respiró hondo.

Tras reconstruir su cuerpo, la primera persona en ser herida había sido Hana Kurusu, quien llevaba dentro de ella al hechicero conocido como Ángel, el único capaz de exorcizar a Ryomen Sukuna de un cuerpo poseído por él. ¿Por qué atacó a la chica si era un dios? Yuji frunció el ceño ante esta pregunta. Era, de hecho, una buena pregunta que podían hacerse en ese momento. Ángel había sido el único en atacar y lastimar seriamente a Sukuna y, en todas las ocasiones, Sukuna intentó matarlo y deshacerse de él, al precio que fuera.

"Si Sukuna lastimó primero a Hana, no fue por el ataque que lo separó de Fushiguro...¡fue porque es el único que puede lastimarlo ahora que ha asimilado a Tengen! O...casi"

Los castaños ojos del joven hechicero se movieron sobre Sukuna, analizando el cuerpo del Rey de las Maldiciones al completo. Se veía desmejorado, con una piel enfermiza, un cabello descolorido y grietas que surcaban, junto a los tatuajes, extrañas formas sobre su torso, dando la impresión de que cada pedazo de carne había sido unido extremadamente rápido para formar nuevamente el cuerpo de Sukuna.

"No lo ha asimilado. ¡Tengen se resiste! Eso significa que el cuerpo de Sukuna no puede asimilar a otros...¡solo técnicas!"

La idea parecía estúpida al principio, pero cobró fuerza cuando Yuji pensó en ello. Sukuna había ocupado dos cuerpos, pero no había sido nunca el recipiente. Eso lo podría haber vuelto, de alguna u otra forma, en alguien vulnerable. O incluso, su cuerpo no era apto para contener a alguien dentro de su cuerpo.

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