Capítulo 22

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Ambas figuras se movían por el campo de batalla improvisado a una velocidad que superaba al ojo humano, convirtiéndose en dos manchas apenas visibles entre los escombros de Shinjuku y el polvo que se levantaba cuando ambas formas chocaban en un intercambio breve, que tardaba s0olamente unos segundos en suceder y que luego seguían con la persecución y el intercambio como si estuvieran jugando al pilla pilla o estuvieran realizando algún tipo de carrera, lo que obligó a los espectadores de la pelea a mirar el intercambio de golpes y la persecución, lo que había dejado algunos edificios con más grietas de las que habían tenido hacía solo un segundo atrás y que ninguno de los dos reparó en alguno de los posibles daños. De hecho, ninguno había menguado en su esfuerzo contra el contrario, si no que los había aumentado con la intención de deshacerse de su adversario.

Pero todo se había complicado para uno de los dos.

Ryomen Sukuna había trabajado (casi arduamente) para idear un plan contra Satoru Gojo y su ritual, siendo este un inmenso muro en su camino. El cuerpo de Fushiguro había sido, en otras palabras, una mera herramienta para él, un utensilio con el que obtener la victoria sobre Gojo al utilizar la técnica del adolescente, siendo una de las pocas que rivalizaba con el "Infinito" del Clan Gojo, siendo también la causante de la muerte de un miembro de este clan. Pero ¿el destino estaba jugando en su contra después de mil años? Kenjaku le había asegurado que nadie podría convertirse en un objeto maldito, ¿entonces porque el adolescente rosado tenía los poderes de Satoru Gojo, porque su ojo había regresado con aquel azul de los "Seis Ojos"? A que Satoru volviera, aunque fuera parcialmente, lo empujaban a trabajar en una contra medida. Tenía el "Corte que Partió el Mundo", el mismo que terminó matando a Satoru. Pero ya no podía invocar a su mejor arma contra el "Infinito", lo que lo obligaba a emplearse de maneras diversas en caso de que el hechicero volviera...aunque fuera dentro del cuerpo de su estudiante.

La pierna, a manera de una guillotina, descendió a una velocidad y con una fuerza vertiginosas. Saukuna saltó hacia atrás, siendo testigo con sus ojos como el suelo se quebró, fragmentos creando una cortina entre el Rey de las Maldiciones y el chico que fue su contenedor durante los últimos meses.

Haciendo que su pie derecho fuera el punto de apoyo, Yuji retrajo la pierna izquierda hacia su cuerpo, contrayendo completamente la extremidad al mismo tiempo que tensaba los músculos. Un segundo después, con su fuerza aumentada a causa de la energía maldita, pateó los fragmentos enviándolos contra su objetivo, obligando a Sukuna a cubrirse de la lluvia de fragmentos, los cuales cortaron su piel de manera superficial...con algunos clavándose directamente en sus extremidades.

Todo aquello fue en un solo instante. En una solo segundo, aunque parecieron varios.

Sukuna bajó los brazos con los que, sintiendo como la piel cortada comenzaba a regenerarse lentamente, todo a causa de su pelea contra Satoru Gojo. Su desgaste desmesurado, así como el cambio a su forma verdadera, lo habían desgastado física y mentalmente hasta cierto punto. Su intención era realizar el llamado "Black Flash" para recuperar su fuerza perdida, para poder realizar la "Expansión de Dominio" y terminar con aquel mocoso que se había convertido en un mosquito revoloteando a su alrededor.

Clavó sus ojos sobre el adolescente. Rodeado de escombros y polvo, casi no lo distinguió. Mientras su ojo diestro era de un color azul como el mismo cielo (como el del mismo Satoru), el izquierdo parecía ser de un tono ambarino, como el de un lobo con la mirada fija en su presa, en su próximo bocado. ¿Por qué un mero adolescente le estaba llenando cierta inquietud? ¿Podría ser un monstruo? Si bien Yuji Itadori había traspasado cierta línea devorando a su maestro, no era más que un chico de dieciséis años que estaba luchando en una guerra que no era para él, para la que no estaba hecho. Y esa era su ventaja sobre el muchacho.

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