JUEGO DE PODER | Blair Parker es llamada de muchas formas menos por su nombre.
Ella es para la prensa y el resto del mundo "La abogada del diablo", conocida por ser la única defensora de todos los criminales que los héroes se esfuerzan por liquidar...
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Blair se despertó por la molesta luz que entraba por la pequeña abertura de su cortina. Con un gesto perezoso, alargó la mano para tomar el control remoto y encender la televisión. Las noticias matutinas solían ser una amalgama de catástrofes y escándalos, pero a ella le servían para mantenerse al tanto del pulso de la ciudad. La pantalla tomaba vida mientras se quedaba tumbada en la cama, disfrutando de esos pocos momentos de quietud antes de que su día comenzara en serio.
Bostezo, y entonces la paz se fue al carajo instantáneamente. Las imágenes en la pantalla captaron toda su atención. La toma mostraba a dos jóvenes, con los rostros desfigurados por el pánico y la desesperación, mientras eran empujados dentro de una patrulla policial.
Lo que los hacía diferentes de otros arrestos que había visto era lo que estaban gritando:
—¡Necesitamos dinero para 'él'! ¡No podíamos dejar de comprarle! ¡Necesitamos más!
Blair se sentó abruptamente en la cama, su corazón latiendo con fuerza. El noticiero repetía las imágenes en bucle, acompañado por el comentario del periodista que explicaba la situación.
—Estos chicos fueron arrestados esta mañana por asaltar un local en el centro de Blüdhaven. Según informes preliminares, se encontraban bajo los efectos de una droga que todavía no ha sido completamente identificada por los médicos.
La palabra "droga" resonó en su mente como una alarma. Blair sintió cómo la adrenalina empezaba a correr por sus venas. Saltó de la cama, sus pies descalzos golpeando el suelo de madera mientras corría hacia el escritorio donde guardaba el expediente que lo había empezado todo.
El expediente de sus padres.
Con manos temblorosas, abrió el cajón y sacó el grueso archivo que había acumulado a lo largo de los años. Lo dejó caer sobre el escritorio y comenzó a hojear frenéticamente las páginas amarillentas llenas de notas, recortes de periódico y documentos oficiales. La historia estaba grabada a fuego en su memoria, pero nunca dejaba de ser doloroso enfrentarse a esos recuerdos.
Blair tenía apenas nueve años cuando sucedió. Su padre, un policía e investigador meticuloso, había estado trabajando en un caso relacionado con una droga experimental que, según sus sospechas, se estaba desarrollando en las sombras de la ciudad. La investigación había sido peligrosa, y su padre sabía que estaba pisando terrenos delicados. Pero él era un hombre de principios, decidido a desmantelar cualquier operación que pusiera en riesgo a la comunidad.
Lo que Blair recordaba con dolorosa claridad era aquella tarde de verano. Su familia había salido a disfrutar de un día juntos, una de esas raras ocasiones en las que su padre se permitía dejar el trabajo de lado. Estaban caminando por el parque cuando un auto se acercó lentamente. Antes de que pudiera procesar lo que estaba sucediendo, un hombre desde el vehículo abrió fuego.
