JUEGO DE PODER | Blair Parker es llamada de muchas formas menos por su nombre.
Ella es para la prensa y el resto del mundo "La abogada del diablo", conocida por ser la única defensora de todos los criminales que los héroes se esfuerzan por liquidar...
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Se quedó unos segundos parada en medio de la sala.
¿Ella? ¿En una fiesta de gala fingiendo ser la novia de Dick Grayson? Por un momento quiso reírse de lo ridículo que sonaba. Luego recordó la daga que tenía en su poder y lo real que era todo.
—Esto no puede salir bien —murmuró mientras caminaba hacia su habitación.
Una vez dentro de su cuarto, se tiró en la cama por unos segundos, mirando el techo, dejando la máscara a un lado. El día anterior había salido de compras con Kory y Rachel, y aunque la idea en ese momento había sido más de distracción que de funcionalidad, ahora parecía que algo de todo eso podría servir.
—A ver… —dijo mientras se levantaba de la cama y se dirigía al armario, abriendo las puertas con energía—. ¿Qué era lo que compré? Estoy casi segura de que había algo más que simplemente jeans y camisetas…
Comenzó a revolver entre las bolsas que aún no había desempacado, sacando primero un par de tacones que, aunque hermosos, no parecían muy prácticos para la misión.
—No, esto no. A menos que quiera caerme de cabeza en medio de la fiesta, lo cual no es una mala opción si lo pienso bien… —murmuró, dejando los zapatos a un lado.
Siguió buscando entre las bolsas, tirando prendas al azar sobre la cama. Finalmente, sus dedos rozaron una tela suave y fina. Tiró un poco más y entonces lo vio: un vestido negro con transparencias, piedras a juego y un escote pronunciado.
—Oh, ahí estás… —sonrió satisfecha—. Creí que lo había imaginado. No me digas que tiene… —Miró la parte inferior del vestido y vio que tenía un liguero—. Perfecto. Ya se donde irá la daga.
Colgó el vestido en la puerta del armario, se quedó un momento observándolo. Había sido una compra impulsiva con Kory y Rachel. En ese momento, jamás había pensado que lo usaría para una misión. Bueno, quizás por eso mismo lo había comprado inconscientemente: eventualmente lo necesitaría. Después de todo, ¿quién podría resistirse a una entrada dramática?
—Si me van a disparar o acuchillar, al menos me veré increíble —dijo en voz alta, negando con la cabeza, divertida.
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