JUEGO DE PODER | Blair Parker es llamada de muchas formas menos por su nombre.
Ella es para la prensa y el resto del mundo "La abogada del diablo", conocida por ser la única defensora de todos los criminales que los héroes se esfuerzan por liquidar...
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—Entonces Sammy Ruiz mencionó San Francisco, esta más que confirmado su conexión —dijo Dick, dejándose caer en el sillón mientras hablaba con Jason por teléfono.
—Ajá, significa que el cartel está moviendo la droga desde allá —respondió Jason—. Volveré a San Francisco esta noche. Puedo rastrear el envío, seguir la pista y ver qué consigo. Te pasaré todo lo que encuentre.
—Perfecto. Yo intentaré sacar más información aquí en Blüdhaven, aunque si no hay más, tendré que volver con los Titans para seguir de cerca este asunto. —dijo Dick, masajeándose la sien.
—¿Y qué vas a hacer con la abogada? —preguntó Jason, y Dick casi podía ver su sonrisa burlona al otro lado de la línea.
—¿Qué pasa con ella?
—Vamos, no me digas que simplemente te darás a la fuga y dejarás a la molesta abogada sola y desamparada.—se hizo un silencio del otro lado de la línea antes de que Jason volviera a hablar.—Espera, ¿Te sigue pareciendo molesta verdad?
—Sí, es molesta, pero no tengo otra opción —gruñó Dick.
—Esa abogada te está sacando de quicio, ¿verdad? ¿Qué fue lo último? ¿Te sermoneó por alguna tontería o sigue con esa actitud de "yo puedo sola"?
—No, es peor. No sabe cuándo quedarse callada.
—Ya me la imagino —se rió Jason—. ¿Y cómo te fue con eso de jugar al 007 en el bar? No me vas a decir que no te reíste un poco con la situación.
—Cállate, Todd. No tiene gracia.
—¡Oh, claro que la tiene! Imagino que fue como ver a una leona atrapada en una jaula. ¿Cómo te aguantaste las ganas de largarte?
—Apenas.
—¿Y no piensas hacerla renunciar? Vamos, seguro ya le encontraste una salida. Nadie aguanta tanto tiempo con esa actitud.
—Tiene que estar aquí hasta que resolvamos esto, no hay más.
—Me sorprendes, Grayson. ¿No estás pensando en reclutarla para los Titans? ¡Me encantaría ver eso!
—No, gracias —dijo Dick secamente, aunque una sonrisa escapó de sus labios.
—Vaya, vaya... suenas más relajado de lo que esperaba. ¿No me estarás ocultando algo, no?
—Jason, no empieces.
—¡Oh, lo sabía!
—¿En dónde estas ahora?—dijo Dick, tratando de desviar la conversación. Estaba en su apartamento, hablando con Jason por teléfono porque cuando llegó anoche, Jason no estaba en casa.—Espero que no estés metido en algún lío porque sino te juro que no te salvaré el maldito trasero otra vez Todd.
