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Tuli se levantó de golpe, con el corazón latiéndole rápido. Decidida a contarle todo a Angie, se dirigió a su habitación. Sin embargo, al llegar, la encontró sonriente, iluminada por una alegría que casi la cegó.
—¡Boluda, me besé con Carre! —exclamó Angie, abrazándola emocionada—. Fue maravilloso.
Tuli intentó intervenir, sintiendo la urgencia de decirle la verdad:
—Pero Angie, ese beso...
—¡Sí, fue espectacular! —interrumpió Angie, sin dejar que Tuli terminara su frase. Su sonrisa era tan amplia que parecía imposible romperla.
Tuli se mordió el labio, dudando si debía seguir adelante con su confesión. Ver a Angie tan feliz le hacía cuestionarse si debía destrozar esa felicidad con la verdad.
—Ay, perdón, ¿qué me ibas a decir? —preguntó Angie, al darse cuenta de que había interrumpido a su amiga.
—No... nada —respondió Tuli, forzando una sonrisa, mientras sentía un nudo formarse en su estómago.
—Ah, bueno —respondió Angie, aún sonriente, ignorando la lucha interna de Tuli.
—Bueno amiga, ya me voy —dijo Tuli, retirándose de la habitación con un peso en el pecho.
—Cuídate —le dijo Angie, despidiéndose con una sonrisa, sin percibir el conflicto que había en su amiga.
Mientras se alejaba, Tuli sentía una creciente culpa por no haber dicho nada. Angie estaba tan feliz... pero ¿por cuánto tiempo?
**POV Angie**
No podía estar más feliz. El beso con Carre había sido perfecto, y no podía evitar soñar despierta con lo que podría significar. Mientras se recostaba en la hamaca del balcón, su mente volaba, hasta que Carre apareció, interrumpiendo sus pensamientos.
—Hola —dijo él, entrando al balcón con una sonrisa.
—Hola —respondí, tratando de ocultar mi emoción.
—¿Cómo andás? —preguntó él, sentándose en la hamaca al lado de la mía.
—Bien, ¿y vos? —le respondí, sintiendo cómo la tensión crecía entre nosotros.
—Bien... —dijo Carre, pero el silencio que siguió fue incómodo, como si ambos estuvieran buscando las palabras correctas.
Finalmente, los dos rompimos el silencio al mismo tiempo:
—Oye, sobre el beso...
Nos reímos nerviosamente por la coincidencia, pero él me dejó hablar primero.
—No, disculpame, tú habla —dijo Carre, con una mirada que me dejó sin aliento.
Tomé un respiro profundo antes de hablar:
—Quería saber qué significó ese beso para ti. No te estoy obligando a nada, solo quiero saber... —No pude terminar la frase, porque los labios de Carre volvieron a encontrar los míos. Esta vez, la sensación era más intensa, más profunda.
**POV Carre**
Besé a Angie, pero la culpa me pesaba en el corazón. Yo amaba a Fernanda, pero la apuesta aún estaba en pie. Ahora, todo se había complicado más. Tenía que acostarme con Angie, y me estaba acercando a ello. Me subí encima de ella, intensificando el beso. Me separé solo un momento, lo suficiente para preguntar:
—¿Puedo? —le susurré, refiriéndome a llevar las cosas más lejos.
—C-claro... —respondió Angie, con una mezcla de nerviosismo y deseo.
Volví a besarla, esta vez bajando mis labios a su cuello. Deslicé mi mano bajo su blusa, acariciando sus senos mientras ella gemía suavemente. "Solo imagina que es Fernanda", me repetía una y otra vez, intentando mantener el control.
De repente, la puerta se abrió bruscamente, y la voz de Spreen interrumpió la escena.
—Eh, chicos, ¿ya saben qué van a...? —dijo, sorprendido al vernos.
—¡Uyyy, no vi nada! —se apresuró a decir, tapándose los ojos con una mano.
—¿Qué querés, boludo? —dije, separándome de Angie, molesto por la interrupción.
—Solo vine a preguntar qué iban a pedir para cenar —respondió Spreen, todavía cubriéndose los ojos.
—Ya bajamos —dije, intentando mantener la calma.
—Okey, no tarden —respondió Spreen con una sonrisa pícara antes de salir, dejándonos en un silencio incómodo.
Angie se acomodó, todavía nerviosa por lo que había pasado.
—Bueno, voy a ver qué hay de cenar. ¿Qué querés vos? —le pregunté, levantándome de la hamaca.
—Mmm... hamburguesa está bien —respondió Angie, todavía temblando un poco.
—Está bien, ya te la pido —dije antes de salir del balcón.
**POV Carre**
Después de lo ocurrido, bajé a la sala donde estaban Lit y Spreen. Me acerqué a Spreen, la frustración ardiendo en mi pecho.
—Sos un pelotudo —le solté, sin esconder mi enojo.
—¿Y por qué? —preguntó él, levantando una ceja.
—Sabías que otra parte de la apuesta era que me tenía que coger a Angie, ¡y venís vos y la cagás! —le reclamé, sin poder contenerme.
—Ah, cierto. ¿Querías más dinero para comprarle la cartera que te pidió Fernanda, no? —dijo Spreen, recordando la situación.
—Sí, boludo, ¡y venís y la cagás! —repetí, apretando los dientes.
—Nah, boludo, la Angie está templada de vos. Podés intentarlo de nuevo, de ley cae —dijo Spreen, despreocupado.
—Ya qué... Fernanda se va a enojar. Ella quería la cartera hoy para una fiesta que tenemos mañana. Voy a intentarlo esta noche —dije, resignado a seguir con el plan.
—Dale, suerte con eso —respondió Spreen, dándome una palmada en la espalda.
Lo que no sabían era que Tuli había escuchado toda la conversación desde la oscuridad. Su corazón dolía por Angie, pero se sentía impotente. Sin embargo, una idea comenzó a formarse en su mente: tal vez llevar a Angie a la fiesta podría abrirle los ojos a la verdad. ¡Sí, era una excelente idea!
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Latidos desiguales (carre angie)
Roman d'amourAngie se siente atraída por Carre, fascinada por su personalidad y su manera de ver el mundo. Aunque son buenos amigos, Angie no puede envitar desarrollar sentimientos hacia carre pero a carre no le gusta angie por ahora.