Amigos

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La mañana siguiente y cada día que pasaba eran perfectos para Simba. Especialmente en los primeros dedicó gran parte de su tiempo a pasarla junto a su padre conversando de diversos temas, desde el trágico pasado que vivieron cada uno a su manera, los pensamientos y pesadillas que solía tener de cachorro, así como de su estadía en la selva en general, o, por parte de Mufasa, vivencias que tuvieron en el reino, al igual que historias que pasaron él y Sarabi con el menor.

Por otro lado, con Sarabi, éste se ofreció a ayudar en sus cacerías ya que consideraba que era en lo que más podía aportar a la manada, haciendo uso de las habilidades, en las que destacaba el sigilo, que había adquirido cazando en solitario durante toda su vida, aunque claro, al contarlo siempre pedía que no mencionaron ni una sola palabra acerca de eso a sus amigos de la selva que, aunque lo veían comer carne junto a los demás leones, sabía que no reaccionarían nada bien si se enteraban de aquello. Con algunos animales su ayuda era benéfica, ya que el trabajo por parte de las leonas disminuía debido a que el ataque se hacía más rápido y a corta distancia, en cambio, con otros animales, en especial los más grandes o feroces, Simba parecía un completo inexperto.

En cuanto a su hermano, ambos se fueron acercando de poco en poco con ayuda de sus padres y de Zazú, quien pasaba mucho tiempo con el mayor de ellos. Es por eso que uno de esos días, Hakim, que se encontraba en la Roca del Rey, se disponía a refrescarse un rato en el manantial él solo, pero apenas bajó a los pastizales, Simba se le unió.

—Te he notado muy serio estos últimos días, ¿así eres siempre? —preguntó Simba amigablemente.

—Quizás, no estoy seguro, pero no te culpo que lo dudes, desde que llegaste no hemos sostenido una conversación por más de tres minutos.

—Supongo que es normal, a pesar de que somos hermanos de sangre, en realidad somos unos completos desconocidos.

—Bueno, en eso tienes razón. —El comentario de su acompañante le había causado gracia. —Hablando acerca de eso, ¿es verdad que durante todo el tiempo que viviste en la selva te alimentabas de gusanos?

—Gusanos e insectos en general. Timón y Pumba me ayudaron a descubrirlos y, ¿sabes qué? Son geniales, en serio.

Casualmente mientras Simba hablaba sobre su dieta, pasaron a lado de una planta que albergaba varios gusanos, por lo que sin pensarlo tomó uno delicadamente y lo acercó al otro león.

—¿Te gustaría probar uno?

Al verlo, Hakim inmediatamente hizo un gesto lleno de disgusto y desaprobación, lo que provocó que Simba comenzara a reír sin parar mientras se llevaba al gusano a la boca, y entonces Hakim también se echó a reír.

—Buenos días —decía Zazú mientras se acercaba volando a ellos, y luego volvió a repetir dirigiéndose a Simba, —buenos días joven príncipe, parece que los dos ya empiezan a comportarse como hermanos —mencionó con gusto.

—Así es... —decía Hakim, no obstante, fue interrumpido por el otro.

—No me llames así, Zazú, ya no soy un cachorro. Además, Hakim es el futuro rey.

—Sí, por supuesto, lo sé, sólo que...

—No te preocupes —respondió más relajado y con una suave sonrisa.

—Tranquilo —agregó Hakim—, a mí no me molesta en lo absoluto. De hecho...

—No lo digas —volvió a interrumpir Simba—, sé lo que quieres decir pero no lo hagas. Serás un muy buen rey, te he observado y sé que así será; incluso puedo decir que te pareces a mi padre, comparten el mismo carácter de líder.

—¿En verdad lo crees?

En ese momento Hakim se sentía realmente halagado y agradecido por las palabras de su hermano. Cuando recién apareció había dudado sobre su comportamiento, pero cada vez que lo conocía más se daba cuenta que realmente se trataba de un miembro más de la familia, y se sentía feliz por al fin conocerlo.

El Rey León: Una Historia AlternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora