Simba despertaba de aquel profundo sueño que había tenido durante más de dos días. Sus ojos se abrían muy despacio debido a que la luz que recibían era muy fuerte para ellos, mientras su boca, de forma inconsciente, terminaba de beber el agua que había sobre ella. Cuando por fin levantó ligeramente la cabeza y enfocó la mirada, se encontró frente a él a un par de animales entre los límites de un ambiente tropical y desértico: una suricata y un gordo jabalí.
-Hola chico, ¿estás bien? -preguntó la suricata.
-Supongo -respondió sin expresión alguna.
Luego se puso de pie con dificultad debido a que todo su cuerpo estaba adolorido, además de un ligero ardor que sentía tanto en la pata lastimada como en su oreja izquierda. Al acercarse al charco de agua que estaba a su lado, bebió y bebió como si fuera la primera vez que probaba el líquido incoloro, y cuando finalmente sació su sed, se quedó mirando su reflejo ondulado en el agua hasta que volvió a estar quieta. En ese momento se percató que tenía una ligera rotura en la oreja donde sentía el peculiar ardor, posiblemente provocado por alguna de las hienas o por la caída; pero la mayor sorpresa fue que todo su pelaje estaba limpio, ya no había ningún rastro de sangre en él.
-Te encontramos en medio del desierto. Ni siquiera estábamos seguros de que seguías con vida -comentó el porcino. El cachorro no respondió a eso, por lo que su compañero más pequeño continuó heroicamente como si el felino no hubiese entendido:
-Nosotros te salvamos.
-Eso creo -volvió a hablar de la misma forma, sin ningún tipo de emoción. Luego dio la vuelta y comenzó a caminar nuevamente con dirección al desierto-. Gracias por la ayuda.
-Oye, chico, espera un momento, ¿a dónde rayos vas? -se apresuró a decir la suricata ya que no resistía el hecho de sólo recibir un simple gracias, esperaba más reconocimiento por la molestia que se había tomado junto a su amigo.
El león detuvo el paso y con la mirada abajo se encogió de hombros.
-¿Qué es lo que sucede? -preguntó el jabalí, pero a diferencia de su amigo, él sí se preocupaba por el estado del cachorro.
-Nada que ustedes puedan solucionar.
-¿De dónde eres?
-Eso no importa, no puedo regresar.
-¿Acaso hiciste algo malo? -siguió preguntando con curiosidad el jabalí.
-Algo espantoso... -respondió estando al borde del llanto, pero logró evitarlo tratando de ocultarlo manteniendo la vista en el suelo.
-¿Quieres hablarlo? ¿Necesitas que te escuchemos?
El cachorro negó moviendo la cabeza ligeramente de un lado a otro.
-Bien, entonces quita esa cara larga y sonríe -dijo la suricata apresuradamente-. Mira, a veces pasan cosas malas y no puedes poner el remedio, ¿cierto?
-Cierto -mencionó el león quien tenía las orejas completamente caídas y una mirada sumamente afligida, casi vacía. No obstante, recibió una respuesta completamente contraria a sus pensamientos.
-¡Falso! Siempre que el mundo te dé la espalda, lo que tú debes hacer es darle la espalda al mundo.
-No entiendo a qué quieres llegar con eso.
-Te lo resumiré en dos palabras -expresó con una gran emoción interna-. Hakuna matata.
-¿Qué? -preguntó Simba consternado.
-Hakuna matata -continuó el más rechoncho siguiéndole el juego a su amigo-. Significa: no te angusties.
-Mi nombre es Timón, y él es Pumba -dijo alegre y con una gran sonrisa de oreja a oreja-. Un gusto en conocerte, chico. Ven, acompáñanos a que descubras nuestro hakuna matata.
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El Rey León: Una Historia Alterna
FanficComo su nombre lo dice, es simplemente un "qué pasaría si Mufasa no hubiese muerto en la estampida". No diré más acerca de la historia, es muy sencilla y podría considerarla de tono "melancólico". Sólo la escribí para sacar de mi mente esta idea que...