|El sacrificio|

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La desesperación asfixiante invadía a Blitz mientras veía a Stolas, su figura altiva y majestuosa, reducida a una marioneta controlada por Andrealphus. El frío de la magia oscura corroía la conexión entre ellos, dejando a Blitz sintiéndose impotente y aterrorizado. No había tiempo para vacilar; cada segundo perdido ponía en peligro no solo a Stolas, sino a su propia familia y al frágil equilibrio de todo el mundo demoníaco.

Con la decisión ardiendo en su interior como un fuego inextinguible, Blitz forzó su cuerpo exhausto a moverse, huyendo de la escena mientras los ecos de la batalla resonaban en sus oídos. Corrió con la urgencia de un guerrero herido, atravesando los pasillos oscuros y ruinosos hasta llegar a la biblioteca oculta. Era el único lugar seguro que quedaba, un refugio donde Asmodeo, Fizzarolli y los niños aguardaban, intentando ignorar el caos que se desataba afuera.

Al entrar, la atmósfera pesada del lugar lo recibió como un golpe. La usual energía altanera de Asmodeo se había desvanecido, y lo que quedaba era una expresión seria y sombría en su rostro normalmente arrogante. Fizzarolli dejó de moverse inquieto por un momento al ver la expresión devastada de su viejo amigo. Los niños, Leonor, Cailyn, Spirot, y Caín, corrieron hacia él, sus rostros marcados por el miedo y la confusión.

-¡Papá!- dijeron los niños a la vez.

Blitz se apoyó en un estante de libros y respiró profundo. -Usaré el hechizo del Grimonio de Stolas...- dice Blitz con voz firme mientras miraba a Asmodeo, aunque por dentro esté roto. -No se cómo pero lo haré. Stolas... él no merece esto-

-¡Espera, Blitz! ¿Estás loco? ¡Esa es una muerte segura!- dijo el pecado. 

-No me importa- responde Blitz con un susurro decidido. -Si tengo que morir para salvar a Stolas y a mis hijos, lo haré- el imp sacó de su chaqueta el Grimonio de Stolas el cuál seguía intacto. 

Asmodeo lo observó con una mezcla de admiración y tristeza. -Eres un idiota terco- 

-¿Hechizo?- preguntó Fizz confundido. -¿Ahora que tramas Blitzø?-

Blitz bajó la mirada, sabiendo que esa verdad resonaba en lo más profundo de su corazón. Se volvió hacia Fizzarolli. -Fizz... yo... Fuiste un gran amigo a pesar de nuestras diferencias-

-¿Blitzø?- preguntó Fizz preocupado. 

-Ayuden a Octavia, Laurent, Loona, Millie y el puto del Moxxie a salir del sótano y salgan- dijo Blitz cabizbajo. 

Asmodeo lo examinó visualmente. -Blitz... ¿y la gema del tiempo?- 

Blitz no respondió. 

-¡¿BLITZ?!- dijo Fizzarolli desesperado. 

-¡Se las llevó Andrealphus! ¡¿Están felices!?- gritó el imp, su voz se quebró. Solo quería que todo sea como antes. 

Todos se callaron, los niños solo miraban, estaban algo desinformados de la situación a pesar de oír las historias del diario de Stolas. 

-Se las llevó...- murmuró Blitz soltando pequeñas lágrimas. -¡Soy un cabrón de mierda y quiero repararlo a como de lugar!- 

-Blit-...- intentó hablar Asmodeo. 

-¡No! ¡Ya tomé mi decisión!- defendió Blitz. -Tenemos las demás gemas- dijo viendo a sus hijos que aún sostenían las demás gemas. -Solo perdimos la del tiempo. Si Asmodeo viene conmigo podremos recuperar la del tiempo y tratar de arreglar todo esto, pero Fizz tiene que ayudar a los demás a salir de aquí y darle la gema de Asmodeo a Octavia y que ella venga con la gema y las 6 restantes-

Fizzarolli intercambió una mirada llena de significado con Asmodeo, buscando alguna señal, alguna guía. El pecado asintió, sus ojos brillando con una preocupación que no necesitaba ser verbalizada. Sabía que, en momentos como ese, Blitz estaba decidido, y nada cambiaría su resolución.

Just Look My Way |Stolitz|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora