Capitulo 30 ✞︎Aɢᴏɴɪᴀ✞︎

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༒︎

𝐄𝐋𝐈𝐀

Cubrí a Lexie con la chaqueta, salgo con ella abrazada a mí y Atlas corre en nuestra dirección con el rostro preocupado. Y me agarra y me abraza fuerte. Dejo que lo haga porque me encuentro perdida.

— ¿Cómo está? ¿Te hizo algo? —habló tan rápido que apenas lo entendí.

—No, pero la llevaré a la mansión para que la revise un médico —le informé sin dejar de abrazar a mi hermana, sin querer verlo a los ojos. —Quema todo, con él dentro —ordenó con desdén.

—Nada de lo sucedido es tu culpa, Elia. ¿Lo sabes no? Las alcanzaré en la mansión —besa mi frente para alejarse.

El ruso se encuentra ordenando a los guardias para que desaparezca este lugar. Termina y camina acercándose a mí.

—Podemos irnos, Sol —acaricia mi cabello, y asentí sin decir nada más.

Aún me encuentro en shock. No fue fácil haber asesinado el nombre que procreó darme la vida. Una espina de molestia e incertidumbre se clava en mi pecho. Subimos a la camioneta blindada. Slavik se pasa al frente manejando la camioneta. Sin dejar ninguna guardia a nuestro cuidado. No le prestó tanta atención.

Sobó el brazo de mi hermana; ella se recuesta en mis piernas. Y acaricié su cabello, mientras ella cierra sus ojos. Un nudo se forma en mi garganta y mis ojos se me empapan. Se me cae una lágrima traicionada, y me lo limpio para que nadie se de cuenta. Lexie se da la vuelta y me abraza la cintura apretándose, pero no reclamo nada... Dejó que esté así hasta que lleguemos a la mansión.

Tenía terror y mucho miedo de perderlos. No quiero ni pensarlo. Atlas dijo que llevarán al abuelo a la mansión y allá podré verlo.

Minutos después la camioneta se detiene en la mansión. Slavik se baja y abre la puerta para mí con mi hermana, que no lo voltea a ver.

Entramos al gran living, con el ruso siguiendo mis pasos detrás en silencio.

—Espérame aquí, la acompañó a su habitación —Slavik asiente sonriendo con sus labios cerrados. Subo las escaleras de caracol junto a Lexie.

Llegamos a la puerta de su habitación. Abrí la puerta y me hacía a un lado para que ella entrara primero. Pasa y luego cierro la puerta detrás de mí. Camino detrás de ella que intenta caminar hasta el baño.

—¿Te puedo ayudar? —pregunté nerviosa y con la voz baja—, si quieres, claro.

—No déjame sola —su voz fría hace detener mi respiración, debe ser porque está mal —quiero que me dejes sola.

No puedo parpadear; solo la veo fijo, sus ojos están perdidos y su rostro serio y triste. ¿Acaso no está feliz de volver conmigo?

— ¿Pasó algo....?

—¡DEJAME SOLA! —me sobresaltó con ese grito; mi corazón empezó a latir con fuerza; muerde mis labios sin entender nada.

¿Te lastimaron o qué pasó? Habla conmigo Lexie...

— Dijiste que irías por mí...

—Y lo hice; por eso estás aquí conmigo, así como el abuelo...

—¡El abuelo está muerto! —me dice alterada, trago grueso y la miro. —¡Tenías que llegar antes, ¿por qué no llegaste antes!?

—¡Cálmate! —le grité igual con mi respiración agitada—. Estás muy alterada por lo que pasó y no sabes lo que estás diciendo...

— !¡SE LO QUE DIGO! — me gritó molesta, no puede ser — Tu debía llegar antes y ¿!Que hiciste!? ¡NO SIRVIÓ PARA NADA ESE MALDITO COMPROMISO!

𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐁𝐞𝐧𝐝𝐢𝐭𝐚 © ✔︎ [en CORRECCIONES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora