𝐶𝐴𝑃𝐼𝑇𝑈𝐿𝑂 15

931 119 16
                                    

Dimitrio había regresado a la oficina de Gamboa,este se encontraba sentado en su escritorio y lo veía con una sonrisa cínica.

—Dame las escrituras—ordeno,intento tranquilizarse.

——Yo ya te dije que no las tengo—Recordo encogiéndose de hombros.

Dimitrio perdió la paciencia,se acercó amenazante hacia Gamboa haciendo que este lo apuntará con el arma sin embargo dimitrio no se inmutó.

—No te creo nada¡Dame las escrituras ahora!—Espeto,absorto de ira.

—Yo no las tengo,se las dí a Hanna y Alejandro Almonte como pago—Hablo cínicamente—Asi que más vale que te vayas, Dimitrio.

—Mientes—siseo,enfurecido.

—¿Sabes?Deberías pedirselas a ella,por lo que note,son muy cercanos¿O no?—Sugirio en un tono asqueroso—Te entiendo,con esas lindas piernas,yo también quisiera ser su amigo.

Callate.

—Lastima que es una zorra entrometida con aires de grandeza que va enseñando el culo con sus vestidos cortos para que la vean.

Eso fue la cereza del pastel,fue lo que hizo que se abalansara hacia Gamboa, golpeándolo en el pómulo haciéndolo retroceder,aprovechando su desconcierto intento arrebatarle el arma, acorranlandolo contra la pared.

—¡Dimitrio!¡Dimitrio,piensa bien lo que vas a hacer!

—¿Por qué no estás asustada?—inquirio,ladeando la cabeza al mirarla acostada en su cama.

—¿Por qué debería estarlo?—Respondio,su voz suave y tersa haciendo estremecer a cualquiera que la escuche,en este caso, Dimitrio.

—Por que acabo de matar a alguien y en vez de huir y delatarme....estás aquí.

Se encogió de hombros, totalmente desinteresada al tema.

—Si.

Su voz sería y cortante Pero Dimitrio había aprendido a saber lo que realmente sentía por sus ojos,sus hermosos y hipnotizantes ojos esmeralda demostraban empatía pero igual desinterés.

—Gracias—agradecio con sinceridad, sintiendo su corazón acelerarse,ya se había hecho una costumbre cuando estaba junto a su rubia.

Observo sus ojos,en su expresión se formó una ligera sonrisa apenas visible pero en sus ojos expreso realmente lo que sentía.

—¿Por qué?—lo miró fingiendo estar confundida.

—Por nada—ambos rieron,disfrutando de la compañía del otro.

Pero los buenos momentos no duran para siempre o al menos eso pensó dimitrio al ver a su tía Carlota entrar a su habitación sin permiso.

—¿Que hacen, dimitrio?—interrogo alzando una ceja, dimitrio la miró irritado mientras que Hanna disimulo una mueca de molestia ante la interrupción.

𝑆𝐾𝑌𝐹𝐴𝐿𝐿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora