04. Excepciones

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Tras la muerte de Choi Minki y la revelación de la investigación en curso, un ambiente de inquietud perpetuó en las calles, en su mayoría causado por las distintas teorías que se manejaban a nivel público

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Tras la muerte de Choi Minki y la revelación de la investigación en curso, un ambiente de inquietud perpetuó en las calles, en su mayoría causado por las distintas teorías que se manejaban a nivel público.

Había quienes aquejaban su muerte a alguna enfermedad adquirida en alguno de los tantos viajes que el comerciante textil realizaba a ciudades vecinas para obtener sus productos. Otros, como el oficial Lee y muchos de los miembros de la fuerza policial, compartían el dictamen médico de Hyunjin, culpando a un cuerpo débil a causa de los vicios y excesos. La minoría, entre ellos el inspector Seo y sus superiores, mantenían sus ojos puestos en el omega viudo, marcándolo como sospechoso de la muerte a pesar de que la autopsia no reveló nada más allá de un ataque cardio-respiratorio por causas naturales.

Félix se mantuvo con el corazón en la garganta, esperando el momento en el que de forma mágica todo se descubriera y llegara hasta él. Tuvo pesadillas con la expresión decepcionada de su esposo mientras lo abandonaba, sucumbiendo ante la ira una vez Félix quedara al descubierto como un maestro envenenador que dotaba a la población omega de los medios para librarse de sus alfas abusivos. Incluso, llegó a verse de rodillas frente a la guillotina, con el sudor corriendo libre sobre su frente mientras aguardaba la caída del filo que pondría fin a su vida.

Su ansiedad había sido tanta que, con la excusa de entregar algunos remedios, se paseó por los alrededores de la comisaría aguardando el momento en el que Han Jisung abandonara los predios después de otra ronda de interrogatorios. Pero, salvo el amable rostro del omega asintiendo en su dirección mientras era acompañado por el oficial Lee hacia su carruaje, nada más pasó. Con el paso de los días vino la calma y Félix pudo respirar en paz, volviendo a disfrutar de las mañanas tranquilas, la adorable torpeza de su esposo y las travesuras de sus pequeños vecinos. 

Fue gracias a Hyunjin que supo que a falta de otros familiares y herederos, Jisung se había convertido en el único beneficiario de los bienes y el negocio de su anterior esposo. Félix celebró el dulce sabor del karma preparando nuevos viales de Libertá que estaba de camino a entregar. Seguramente, la sociedad intentaría forzar a Jisung a un nuevo enlace en un futuro cercano, por el simple hecho de que un omega a cargo de cualquier cosa fuera de su hogar no les parecía adecuado. Sin embargo, por ahora, podía alegrarse de la protección y el respeto transitorio que el halo de la viudez le proporcionaba.

Al menos, Jisung entraría a su próximo enlace en mejores condiciones. Ya no era un omega soltero cualquiera. Ahora era un joven omega viudo, dueño de un fructífero negocio textil y que había sido sospechoso del asesinato de su anterior esposo. Y eso, era más de lo que la mayoría de los omegas en su posición podrían desear.

Con paso renovado ante el pensamiento, Félix aceleró su caminata en dirección a la residencia de Lady Jihyo, una influyente aristócrata cuyo omega había fallecido muchos años atrás a causa de una desconocida enfermedad adquirida en alguno de los tantos burdeles que amaba visitar, dejándole una cuantiosa fortuna, propiedades por todo el reino, dos herederas alfas y un lugar permanente en la corte de Dalune.

Acqua Tofana (Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora