11. Despedida

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—Espero que comprenda que la única razón por la que hacemos esto es por el conflicto de interés actual al tratarse de su difunto esposo, nada más

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—Espero que comprenda que la única razón por la que hacemos esto es por el conflicto de interés actual al tratarse de su difunto esposo, nada más...

—No es necesario que lo explique inspector Seo, lo entiendo. Como le dije anteriormente, solo tengo una petición.

—Pierda cuidado, Dr. Hwang. Agradecemos profundamente la ayuda que nos brindó durante la investigación, así que puede contar con que una vez que hayamos confirmado el deceso de su esposo revisando sus signos vitales, le haremos entrega del cadáver sin daño alguno para que usted disponga de él de la manera en la que mejor crea conveniente.

—Se lo agradezco, inspector.

De esa forma habían concluido su conversación una vez que Hyunjin terminó de explicar las razones que pudieron haber arrastrado a su esposo a crear un veneno tan letal y eficaz como Libertá. Por ningún motivo se atrevió a dar la versión verdadera, optando por alterar la línea de tiempo, los participantes y los hechos ocurridos. No había manera en que confesara parricidio en retribución por el daño causado a su esposo.

Cuando el ruido de los cascos anuncio la llegada del transporte, el inspector Seo se apoderó del cadáver de su esposo y después de acomodarlo en el carruaje, tomó el camino en dirección a la estación policial. Allí un médico forense bajo la nómina policial confirmaría la muerte de quien había sido apodado irónicamente como El Asesino de la Doma.

Hyunjin no podía evitar la carcajada mordaz que amenazaba con escapar de sus labios ante el descaro implícito en aquel sobrenombre. Solo un alfa podría acusar a un omega de ser un asesino y una amenaza para su sistema desigual y dominación brutal, después de que aquellas supuestas víctimas cosecharan las consecuencias de su propia crueldad.

Para matar tiempo, Hyunjin decidió empezar a ordenar el desorden que se había apoderado de la casa. Una mirada al lugar le bastó para saber que fácilmente estaría ocupado hasta el anochecer. Sabiendo que no tenía otra opción se puso manos a la obra, pero pronto se dio cuenta de que tendría que hacer más que solo ordenar si quería abandonar la ciudad después del funeral de su esposo.

Hyunjin no esperaba compañía, sin embargo, a pesar de estar anuentes a lo ocurrido después de todo el escándalo que se había provocado, Seulgi, su esposo Donghae y el pequeño Jeno, se acercaron a la casa para ayudarle. En silencio, le ayudaron a limpiar y desechar todo lo inservible y luego lo acompañaron a repartir el resto entre los vecinos más cercanos. Lo único que Hyunjin conservó fueron las pertenencias personales, cosas que no podían reemplazarse fácilmente y algunas que necesitaría más tarde y que empacó en maletas y bolsas de viaje, dejándolas junto a la puerta.

—¿Realmente va a irse? Esta es una casa muy bonita, me gustaba mucho ver al tío Félix recogiendo hierbas mientras nos explicaba a Nana y a mí para qué servían... — el cariño persistente en las palabras Jeno provocó una ola de agradecimiento en el corazón de Hyunjin, feliz de que a pesar de todo lo que se decía allá afuera, aún existían personas que lo mantendrían en su memoria de forma positiva.

Acqua Tofana (Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora