08. El Pasado: Bálsamo

99 17 1
                                    

Mordiendo su mano para que el grito que se gestaba en su garganta no se abriera paso a través de su tráquea, Félix hizo todo lo posible por escapar mentalmente de la brutalidad a la que estaba siendo sometido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mordiendo su mano para que el grito que se gestaba en su garganta no se abriera paso a través de su tráquea, Félix hizo todo lo posible por escapar mentalmente de la brutalidad a la que estaba siendo sometido. A cuatro patas, como si se tratara de un animal, tenía que soportar que el alfa al que se había enlazado abusara de él cada vez que le diera la gana mientras lograba la meta que se había trazado desde un principio: engendrar un cachorro a pesar de su avanzada edad.

Sería fácil golpearlo y liberarse de sus sucias garras, si se tratara de una disputa de uno a uno. Pero, consciente de su estado físico, su alfa había optado por amenazar a varios de sus empleados betas con hacerles perder sus sustentos y medios de vida si no lo ayudaban a imponerse sobre Félix mientras él se salía con la suya. Así era cada vez que el alfa buscaba satisfacer sus bajos instintos y su necesidad de aumentar su progenie: terminaba amarrado como una bestia sobre la cama después de haber sido golpeado para debilitarlo y luego era violentado por todos los minutos que el alfa fuera capaz de sostenerse a sí mismo sin morir de cansancio.

Félix odiaba la respuesta física de su propio cuerpo ante la violencia a la que era sujeto, humedeciéndose a sí mismo como si encontrara alguna mínima fracción del placer que el alfa obtenía al sobreponerse ante él. Detestaba el sonido de la carne chocando y el constante chapoteo producto del exceso de humedad. El dolor de sentir el escuálido miembro ajeno abriéndose paso en su intimidad a pesar del obvio rechazo le provocaba arcadas que, al principio, no fue capaz de contener, ganándose una reprimenda y una segunda golpiza por su atrevimiento. Sin embargo, no había nada como la sensación de suciedad y ultraje que invadía cada centímetro de su piel cuando la infructuosa semilla llenaba su interior. Intentando y fallando en su tarea de procrear un heredero que satisficiera la necesidad de su alfa, logrando alejarlo de él en el proceso.

El aumento en la velocidad y los gemidos ahogados fueron la señal que había estado esperando. Con la frente hundida entre las sábanas mojadas por el sudor, Félix fue forzado una vez más a recibir la semilla indeseada del alfa que, a base de engaños, lo había atrapado en un enlace del que no esperaba salir con vida.

—¿Ha terminado usted, mi señor? ¿Necesita que lo escoltemos a su habitación? — Félix tuvo que contener la carcajada eufórica y enloquecida ante la ironía de la situación. Un alfa incapaz de someter a un omega con su propia fuerza, probablemente con problemas de fertilidad debido a su edad y que necesitaba ser llevado en brazos por los hombres a su servicio al terminar de violentar a su pareja, era quien había logrado marcar su enlace en su joven cuello.

Con el asco crepitando lentamente desde la punta de los dedos de sus pies hasta su garganta, Félix esperó a que los betas arrastraran a su alfa de regreso a su habitación, donde seguramente lo bañarían y le colocarían sus ropajes de dormir, antes de regresar a liberarlo de sus ataduras y dejarlo a solas para que atendiera sus propias heridas.

Y así fue, Félix había estado medio dormido cuando al fin sintió las cuerdas siendo cortadas, permitiéndole abandonar la vulgar posición antes de arrastrarse al cuarto de baño. Esperaba estar a solas como siempre, pero, al girarse, se encontró con nada más y nada menos que con el único heredero de su alfa, ese que detestaba cuando Félix lo llamaba burlonamente hijastro y con el que compartía una sencilla amistad, sosteniendo en una de sus manos lo que parecía ser un cuchillo y una expresión furibunda en su hermoso rostro.

Acqua Tofana (Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora