Si alguien le hubiera dicho a Hyunjin que algún día estaría codiciando algo relacionado al hombre al que llamaba padre, no habría forma bajo el cielo o el infierno en la que lo creería posible. Pero ahí estaba él, rechazando cualquier oferta laboral por magnífica que fuera si esta implicaba abandonar la casa de su infancia y en donde había vivido sus mayores pérdidas y desgracias.
Pero, en su corazón, sabía que había algo especial en Lee Félix. Ese omega con estrellas pintadas en sus mejillas que parecía ahogar cada pensamiento lógico de su cabeza.
Habían pasado dos meses desde aquella primera noche, cuando Hyunjin llegó a casa después de haber culminado sus estudios y se encontró con la imagen del cuerpo de su padre siendo arrastrado fuera de la habitación de Félix y pensó lo peor. No que le preocupara su padre, porque no podría importarle menos, sino por lo que podía haber detrás de ella.
Habían miles de teorías en su cabeza, sin embargo, a pesar de la intimidad que compartían ahora, Félix seguía negándose a darle detalles. Hyunjin entendía su derecho a la privacidad, pero su ansiedad y preocupación no parecían comprenderlo. Sus noches estaban plagadas de las memorias de lo vivido con su madre, superponiéndose con el rostro de Félix siendo la nueva víctima de la maldad de su padre y solía despertarse en medio de la noche bañado en sudor, recorriendo el pasillo que separaba su habitación de la del omega y buscando consuelo en sus brazos, algo con lo que en el pasado solo podía haber soñado.
Por mucho tiempo, Hyunjin hizo todo lo que estuvo en su poder para contener la avalancha de emociones que había sentido desde el primer momento en el que sus ojos se posaron sobre los de Félix la mañana después de su boda con su padre y algo en su interior lo reconoció como suyo a pesar de que su cuello y aroma decían lo contrario. Mantuvo la distancia y voluntariamente se dejó llevar por las provocaciones de su padre, complaciéndole en su necesidad incontrolable de culpar a su madre de todas y cada una de las desgracias de su vida. Y como ella ya no estaba con ellos, que mejor que hacer a su único hijo el contenedor de toda su culpa.
Tiempo atrás, Hyunjin no habría dudado en abandonar la propiedad familiar, huyendo no solo de su padre y de las peleas constantes, sino de ese hilo inquebrantable que parecía atraerlo y unirlo a Félix de maneras que no serían puras de siquiera contemplar. Pero ahora, tan hundido en su pecado como estaba, Hyunjin estaba decidido a soportar lo que fuera necesario con tal de alargar los momentos robados que compartía con él.
Entre sus pertenencias más apreciadas, se encontraba el diario de su madre, en donde ella relataba la luz y felicidad que solía llenar sus días cuando su padre biológico aparecía para cuidar de ella. Infinitas eran las palabras que hablaban de todo con lo que soñaban, pero, siendo su padre biológico un médico cuya carrera apenas empezaba a despegar y procedente de una familia servil que había encontrado favor en sus amos, no había mucho que pudieran hacer en contra de su padre.
Algo que terminó siendo demostrado al final de sus vidas.
Si se lo pidieran, Hyunjin podría recitar de memoria cada palabra plasmada en el papel después del asesinato de su verdadero padre. El dolor había sido descrito de forma tan detallada que, si cerraba sus ojos, podía sentirlo en sí mismo. Era una pérdida tan cruel como dolorosa y por un momento, Hyunjin pudo comprender porque después de aquel suceso la luz y el instinto de lucha se apagó en su madre, entregándose libremente a los brazos de la muerte a pesar de seguir respirando.
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Acqua Tofana (Hyunlix)
Fanfiction"Dime cada cosa terrible que hayas hecho y déjame amarte de todos modos" - Edgar Allan Poe ShortFic Hyunlix Omegaverse | Fantasía Histórica | Romance Advertencias: violencia y discriminación de género, asesinatos, descripciones detallas de autopsia...