23

0 0 0
                                    


02/8/2007 "Día de la muerte de Adler"

Me encuentro en casa todo el día. Cada vez que suena mi celular un escalofrío recorre mi piel por pensar en ello. Hoy intentaré cambiarlo todo, hoy intentaré... lograr un cambio. Este es el momento el cuál me aterra en mis pesadillas, pero también es el momento el cuál repito día y noche con distintas formas en las que altero mi realidad para pensar en algún "hubiera".

Mi madre llega, come algo, se sienta en la cocina mientras yo doblo ropa. Tal vez sea mi último día aquí también si todo sale como lo planeado. Me he puesto a limpiar la casa, dejar todo listo para mi partida.

No tengo el plan en claro dentro de mi mente—debo admitirlo—pero espero que al menos algo funcione.

Todos los meses y horas de estudio debieron servir de algo, todo este tiempo debió haber sido por algo.

-Me muero de hambre. No hay nada en el refrigerador, voy a tener que ir a comprar un par de cosas al mercado, ¿quieres venir?

-No, gracias... mamá. Necesito terminar unos pendientes.

-¿Pendientes? ¿Qué tipo de pendientes?

-Bueno... estoy lavando y doblando ropa, para comenzar. También no he terminado de recoger mi cuarto y Eva me pidió que le ayudara en algo así que iré con ella más tarde.

-Vaya... ¿a caso es mi hija la que tengo en frente?

-Ja, ja, muy graciosa, mamá—rodeo los ojos con una leve sonricita.

-Bueno, entonces me voy... iré caminando, me queda más corto. Además la gasolina hoy en día es bastante cara.

-Ni me lo digas—susurro.

-¿Qué? ¿Ahora también prestas atención en los precios de las cosas? Cada vez que hablo contigo me sorprendes más, cariño—dice con burla.

-Pff, doy muchas sorpresas... pero pronto volveré a ser yo misma, descuida—lo digo como broma.

-Entonces iré con tu hermano para que termines de limpiar, igual ayúdame limpiando el refrigerador, ¿quieres? Ya que estás en el modo de limpieza.

-Okey...

Mi madre toma las llaves y me detengo de doblar mi ropa para apreciarla. Cuando ella vuelva... yo probablemente ya no esté aquí. Me siento como una persona inmadura y grosera al no tener contacto con ella en el presente, es algo que ahora comienza a pesarme.

-Oye, mamá...

-¿Qué pasa?

-Te amo.

-¿A qué viene todo este amor?—se acerca sonriendo—yo también te amo, Vía. No lo olvides—me acaricia el hombro—vuelvo en un par de horas, no tardo mucho.

-Mhm...

En cuanto mi madre se va, tomo mi sudadera, las llaves del auto y voy a la casa de la tía de Eva.

-¡Eva!—grito.

Mi amiga se encuentra regando las plantas de la entrada. En cuanto escucha mi grito voltea con sorpresa y sin comprender lo que sucede.

-¿Vía? ¿Qué haces aquí?—deja la manguera en el suelo.

-Debo decirte algo—me acerco.

-¿Okey? Creí que nos veríamos hasta dentro de la próxima semana, ¿qué pasa? ¿Acaso es algo... relacionado a "ya sabes qué"?—susurra lo último.

-Tengo un plan... un verdadero y loco plan... pero no tengo idea si funcione.

-¿De qué hablas?

-No puedo decírtelo, pero... si funciona... pronto me iré... bueno, esta versión de mí. No tengo idea que suceda... pero... solo quiero decírtelo por si algo sale mal.

-Me estás asustando... ¿es peligroso?

-Ah... algo, pero... siento que funcionará... al menos eso espero. Me siento... confiada en esto.

-Wow, wow, espera... ¿entonces qué? ¿La versión "2007" de Vía volverá así como así?

-No lo sé.

-¿Y qué si no funciona tu plan?

-No lo sé—repito—pero debo irme, solo vengo a despedirme. No tengo mucho tiempo, pero no podía hacerlo sin avisarte.

-Demonios, Vía—me abraza—ten cuidado, ¿eh? No te atrevas a ponerte en peligro ni nada por el estilo. No quiero quedarme sin mi mejor amiga.

-Descuida... todo saldrá bien...—pongo mi mano en su espalda—nos vemos...

-Espera... ¿y... y si nunca vuelves?

-Lo haré... lo prometo.

Tan rápido como llego, me voy. Subo al auto y comienzo a manejar. Me tardo varios minutos hasta que llego a la calle donde todo sucede y me estaciono.

Espero un momento mientras miro la hora con suma ansiedad... y en cuanto el minuto cambia... mi teléfono comienza a vibrar. Siento una sensación de miedo, nervios, y tantas cosas combinadas. Cierro los ojos, suspiro y contesto.

-Hola, Adler.

-Vía, ¿podemos vernos? Tengo que decirte algo.

Esas palabras se escuchan con tanta vida, como si hubiera un eco mientras pronunciaba cada letra.

Siento un nudo en la garganta al escucharlo de nuevo, me tardo un poco en responder. No quiero llorar, pero me encuentro a punto de hacerlo.

-¿Puedes... p-puedes decirme por aquí?

-No, necesito verte, por favor.

-No puedo ahora, Adler. Dime por aquí, de verdad...

Por favor que todo salga bien... por favor que todo salga bien.

-Bien, de acuerdo... En verdad necesito verte, estoy a punto de ir al aeropuerto. Pero... en realidad, al carajo todo Vía, tienes razón. Acabo de darle la espalda a mis padres, iré a estudiar... estudiaré lo que a mí me importa. Nadie sabe de esto aún, quería decirte en persona, quería que fueras la primera persona en saberlo. Mi vuelo sale dentro de dos horas.

Empiezo a llorar. No puedo creer que por fin puedo saber lo que me quería decir... estaba a punto de cumplir su sueño, de empezar a vivir de verdad y no dejar que los demás eligieran su futuro por él.

-Necesito verte, Vía.

Me llevo la mano a la boca para que no se escuche mi llanto en la llamada.

-Adler, yo... lo siento. Lo siento tanto—susurro entre llanto—por favor perdóname...

-¿Estás bien? ¿Por qué lloras? ¿Vía? ¡Vía! ¡¿Estás bien?! ¡¿Qué sucede?! ¡Ví...!

Cuelgo la llamada dejando el teléfono con fuerza en el asiento de al lado. Me recargo en el volante para llorar y luego enciendo el auto.

Perdóname Adler, perdóname por hacer lo que voy a hacer ahora, perdóname por seguir aferrada a ti, perdóname por no poder dejarte ir, perdóname por todo lo que he hecho mal.

Me miro por última vez en el espejo delantero. Suspiro e intento tranquilizarme. Llegó el momento.

150 díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora