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Adler se encuentra en camino para ver a Vía por última vez. Sus padres no saben de la situación por la cuál se enfrenta su hijo en este momento.

El día anterior, se encontraba con su hermano en casa. Mientras Adler terminaba de empacar, Daniel tocó la puerta y la abrió lentamente.

"-¿Listo...?

-Sí, solo... termino de empacar este montón de ropa y acabo. ¿Por qué? ¿Ocupamos ir a alguna parte?

El hermano suspira sin saber cómo empezar la conversación con Adler, por lo que se sienta en la cama.

-¿Te sientes listo?—pregunta.

-Me da igual—alza los hombros—solo... extrañaré a mis amigos, creo... a Vía.

-¿Solo es eso? ¿No tienes nada más que decir al respecto?

-¿Qué rayos quieres que diga? No es que tenga opción de nada.

-Adler... en realidad nunca me expulsaron de la universidad.

-¿Qué?—se detiene de doblar el par de camisas—¿de qué hablas?

-Me salí. Mamá piensa que me han expulsado, pero en realidad solo... solo... por favor no repitas lo que yo hice.

-Daniel, no entiendo a qué te refieres. Y si te saliste de la carrera, ¿por qué me cuentas eso siquiera? Mañana me voy.

-No des los mismos pasos que yo... No permitas que ella arruine tu... vida. ¿Siquiera te gusta el baloncesto?

-No es algo que me moleste.

-Eso no pregunté, Adler. ¿Te gusta lo que haces?

Adler se queda un momento callado. Siente un nudo en la garganta por no saber expresarse. Evade la mirada, volteando al suelo como si buscara algo, sin embargo el hermano se levanta y se queda parado frente suyo.

-Toma una decisión coherente... toma una decisión por ti."

Daniel le ha ayudado a Adler a comprar el nuevo vuelo, el mentirle a su madre para distraerla por un par de horas. Intentar hacer lo posible por escapar de ese futuro predestinado que sus padres le han construido. Prefiere iniciar de cero que tener una vida resuelta que detesta.

Sin embargo, mientras va manejando, entra una llamada de Eva. Él se muestra confundido, ya que su relación cona chica es casi nula, por lo que siempre que ha tenido contacto con ella, es sobre algo relacionado con Vía.

-¿Eva? ¿Qué sucede?

¿Acaso todo se encuentra en orden? ¿Acaso ha pasado algo leve? Se pregunta. Algo no suena bien, algo no se siente bien.

-Es... Vía—dice entre llanto.

-¿Vía? ¿Qué sucede con Vía? ¿Está bien? Eva, dime.

Adler da la vuelta al volante con rapidez cuando se entera de la situación. Comienza a manejar sin pensar en nada más que Vía. El acelerador se encuentra al máximo, su corazón late con rapidez. Su vuelo sale en menos de una hora, pero no piensa en ello en absoluto, solo en llegar al hospital.

Le marca a Vía múltiples veces pero manda a buzón de inmediato. Sigue y sigue marcando sin rendirse, necesita saber que todo se encuentra en orden.

-Mierda... funciona... por favor, Vía, responde...

Su voz se escucha sumamente estresada. Y mientras sigue llamando, se distrae para marcar nuevamente, que no logra ver el camino delante suyo.

El claxon de un automóvil suena constantemente, por lo que Adler voltea, pero cuando lo hace... es demasiado tarde.

150 díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora