14

1 1 0
                                    



-Necesito un trago—Eva está a punto de salir de la habitación.

-No puedes decirle a nadie sobre esto—la detengo con la voz—por favor... por favor, Eva...

Ella no responde, no me voltea siquiera a ver y sale de la habitación. Sin poder hacer nada, cierro los ojos intentando calmarme y pronto mi cuerpo vuelve a la normalidad. Adler se acerca y coloca su mano en mi espalda como apoyo.

-¿Te encuentras mejor?

Asiento en silencio, no tengo la fuerza para poder seguir discutiendo. Todo se está yendo al carajo de una forma que mi propio cerebro no puede comprender.

-Voy a ir a casa... necesito descansar un poco.

-Yo te llevo.

-No, quédate. Tomaré un taxi, necesito que vigiles a... Eva. No quiero que haga nada estúpido por su enojo. Por favor cuídala, ¿sí?

-De acuerdo...

Me despido de Adler y rápidamente salgo de la fiesta. Me siento ansiosa, necesito llegar y reposar un poco, mi cabeza palpita tanto que llega un momento en el cual incluso distorsiono el sonido de mi ambiente.

Llego a casa, subo a mi habitación, me tomo dos pastillas juntas con un vaso de agua y me quedo parada esperando a que pase el dolor.

-¡Vía! ¡Vía! ¡¿Estás bien?!

Un dolor intenso hace que gima del dolor y casi me caiga sobre el escritorio, mientras muy lejanamente escucho una voz familiar hablándome.

-¡¿Pero qué has hecho?! ¡¿Acaso tú...?!

Apenas soy capaz de lograr distinguir las palabras y oraciones de esa voz misteriosa que suena. No tengo idea de si es un recuerdo o estoy tan demente ahora mismo. ¿Quién es esa voz? ¿Por qué me habla?

Me recuesto en cama esperando a que el dolor disminuya pero es imposible por vario tiempo, hasta que el medicamento comienza a hacer efecto lentamente.

***

Miro a Eva durante toda la clase, no le quito la vista de encima mientras que ella solo me ignora.

Al terminar la clase intento acercarme a ella para hablar más tranquilamente sobre la otra noche, sin embargo en cuanto suena el timbre Eva toma sus cosas y sale con rapidez del salón de clases.

Rendida, tomo mi mochila y voy a biblioteca. Creo que ahora mismo es el lugar en el que más necesito estar, por la paz del sonido sobre todo para mi cabeza ha como ha estado estos días y también por la necesidad de buscar al respecto de todo lo qué pasó con Eva.

Mientras leo un libro comienzo a buscar mi libreta, hasta que recuerdo que mi amiga la tiene.

-Demonios—susurro.

-¿Buscabas esto?—Adler deja la libreta en la mesa.

-¿Cómo la tienes?

-¿Qué haces aquí? ¿Sigues investigando?—se sienta enfrente mío.

-No cambies el tema, ¿cómo has conseguido la maldita libreta? Lo último que recuerdo es que Eva la tenía cuando todo... ya sabes, el punto es, ¿cómo la recuperaste?

-En la fiesta... Eva y yo hablamos.

-¿De qué hablaron?

-Después de que te fuiste la encontré llorando afuera de la casa... me senté con ella, intenté hablarle... me dijo que simplemente es mucho para procesar, en resumen... y... que no está enojada contigo, al menos ya no, solo necesita tiempo para procesar las cosas y me pidió de favor que te dijera que no le hables hasta que ella esté lista.

150 díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora