Capítulo XIII

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|Shut up and dance – WALK THE MOON|

Ya el sol estaba empezando a subir, indicando el mediodía, es decir, la peor hora del sol.

Había salido del agua recién. Tenía una toalla sobre mis hombros y un refresco en mis manos que saqué de la hielera en la que estaba sentada. Madelaine le hablaba a Murphy sobre un reality que le encanta y él escuchaba atento. Mi hermana estaba sentada en la silla, pues, no quería terminar insolada.

—Charlie debería salir, ¿No creen? —dijo la pelirroja de repente.

—Sí, incluso, ya deberíamos irnos. El sol está horrible. —respondió Paris. Madelaine se levantó.

—Yo lo llamó. —Se fue con su cabello volando con la brisa.

La veía haciendo señas como si fuera náufraga en isla desierta para captar la atención de su amigo. Vi como él le hablaba y ella ponía sus manos en la caderas, me recordó a mi abuela cuando me regañaba por no comerme todos los frijoles. Me reí.

Ellos conversaban sobre algo, hasta qué Charlie se acercó a ella y salió del agua. Madelaine le pasó el brazo por la cintura, él le aparto y le dio un ligero empujón.

Estaban riendo cuando llegaron hasta acá.
Les sonreí. Fruncí mis labios aguantándome la risa, porque recién salido del agua, Charlie parecía perro mojado. De verdad, él se veía raro sin sus rizos. Sería algo que no me gustaría acostumbrarme a no ver.

«¡Si es que acepto el trabajo!»

Él tomó una toalla que estaba en la mesa. Se secó el cabello y se puso la tela sobre los hombros. Seguía empapado y tenía que admitir que se veía hermoso sin camisa. No tenía el cuerpo marcado, pero se notaba que hacía ejercicio y no tenía casi vello en el pecho, hay quienes les parecía eso atractivo, a mí, en lo personal, no.

—¡Brooklyn! —me llamó mi hermana haciéndome estremecer.

—¿Sí?

—No, nada. Tranquila, sigue en lo tuyo. — Se llevó una papa frita a la boca. No me había percatado, tenía una bolsa encima. Charlie le tendió la mano para que le dejara agarrar, y mi hermana me choco la mano.
Yo me reí, era un chiste que teníamos entre las dos. Luego ella le dio la bolsa riendo.

—Ya deberíamos irnos. El sol está ardiendo —dijo Mads sentada en su silla.

«Como Charlie sin camisa»

Me mordí la lengua, por si acaso.

—Es verdad —respondió Charlie, con una mano llena de papas fritas. —¿Tienen con quién irse?

Yo no quise meterme en problemas, así que miré a mi hermana.

—Si nos pueden llevar sería mejor. — Charlie se llevó un puño de papas a la boca. Dio un silencio expectante mientras comía.

—De acuerdo.

Recogimos todas las cosas y salimos de la playa para irnos.

Cruzamos la calle, y casi me cago del susto, pues, en Virginia los carros no pasaban como cohetes. Mi hermana me tomó la mano tal que niña con su mamá. Al pasar la calle, caminamos dos cuadras repletas de comercios.

—¿Quién maneja? ¿Y que tan lejos estamos del carro? —preguntó Paris, quedó un silencio mientras todos avanzábamos.

—Charlie, y ya casi llegamos— respondió Murphy de repente.

Al final de la calle, había un local de comida rápida. Todos pasamos por debajo de la vara blanca con rayas rojas de la caseta de entrada (control de acceso vehicular, lo acabo de googlear), aunque, pasar la hielera fue un martirio.

Ese maldito verano [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora