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Entre sollozos y temblores, vi a Liam acercarse con una expresión de profunda preocupación en su rostro

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Entre sollozos y temblores, vi a Liam acercarse con una expresión de profunda preocupación en su rostro. Su presencia, inesperada y reconfortante, fue un rayo de esperanza en medio de mi tormenta interna.

—¡Hela! —exclamó con urgencia—. Mierda, nos tenías preocupados.

Las palabras de Liam se perdieron en mi mente, ahogadas por el peso de mi tristeza. Sin pensarlo, me lancé a sus brazos, el abrazo era lo que necesitaba para sentir un mínimo de consuelo en medio de mi dolor. Las lágrimas seguían corriendo mientras me aferraba a él, buscando en su presencia una chispa de alivio que pudiera mitigar el caos emocional en el que me encontraba.

—Ya no puedo más, Liam —dije, mi voz temblando con cada palabra—. Solo estoy existiendo, no viviendo.

Las lágrimas continuaban fluyendo sin control, mi cuerpo entero sacudido por la angustia. Liam me sostuvo con firmeza, sin soltarme, su mirada llena de preocupación y comprensión. Su abrazo se sintió como un ancla en medio de mi tormenta, pero las palabras de consuelo que deseaba escuchar parecían fuera de alcance, ahogadas por el dolor abrumador que sentía.

—Hela, no digas eso. Eres una persona valiente y fuerte —dijo Liam con firmeza, tratando de infundir algo de esperanza en medio de mi desesperación.

Pero sacudí la cabeza, mi voz quebrada mientras respondía:

—Soy una maldita carga.

Las palabras de mi padre resonaban en mi mente, el eco cruel de su desprecio inmiscuyéndose en cada pensamiento. Me sentía atrapada en una espiral de dolor y auto-desprecio, y aunque Liam intentaba levantarme, el peso de esas palabras me mantenía hundida en la oscuridad.

Liam tomó mis hombros con firmeza, sus ojos llenos de determinación mientras me miraba directamente.

—Hela, escúchame bien —dijo con un tono intenso—. No eres una carga. Nunca más se te ocurra decir eso. Eres fuerte, eres valiente, y estás luchando contra cosas que ni yo puedo imaginar. No dejes que las palabras de nadie, ni siquiera las de tu padre, te hagan creer lo contrario. No estás sola en esto.

Sus palabras eran una promesa de que, aunque me sintiera perdida, había alguien dispuesto a sostenerme en el proceso.

—Gracias por estar siempre conmigo, Liam —le dije, mi voz quebrándose con la emoción—. Eres mi curita al corazón.

Liam me miró con una mezcla de tristeza y determinación. —No tienes que agradecerme, Hela. Estoy aquí porque te importa, porque tú me importas. No puedes seguir cargando todo esto sola.

—No sé si puedo seguir adelante —le confesé—. A veces siento que estoy al borde del abismo y no hay nada que me detenga.

Liam me tomó de los hombros, mirándome con intensidad. —Tienes que aferrarte a lo que eres, a lo que sabes que eres capaz. No dejes que lo que te han hecho te defina. Eres más fuerte de lo que crees, y voy a estar aquí para recordártelo.

Tentaciónes [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora