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El aula de periodismo estaba llena de la típica mezcla de entusiasmo y ansiedad que siempre precedía a la entrega de los proyectos finales

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El aula de periodismo estaba llena de la típica mezcla de entusiasmo y ansiedad que siempre precedía a la entrega de los proyectos finales. Sentada en la parte trasera, observaba al profesor Harris caminar de un lado a otro, sus ojos brillando con expectativa y severidad. Sabía que su asignación podría definir mi futuro como periodista.

—Bien, clase, este es el momento que todos han estado esperando —anunció Harris, deteniéndose frente a su escritorio y levantando un grueso sobre manila—. Aquí están las asignaciones para sus entrevistas finales. Recuerden, estas entrevistas no solo afectarán su calificación final, sino que también podrían definir su carrera.

Cruzaba los dedos bajo la mesa, rezando por una asignación sencilla, algo manejable que no involucrara demasiado drama.

Cuando Harris comenzó a leer los nombres y las respectivas asignaciones, sentí cómo la tensión aumentaba en el ambiente.

—Jameson, entrevistarás al alcalde. Thompson, a la presidenta del consejo escolar. Romina, te toco la familia Campos...

Mantuve mi respiración contenida, esperando mi turno. Finalmente, Harris levantó la última hoja de papel.

—Roberts, Hela... —sus ojos se encontraron con los míos, y por un momento, sentí un extraño presentimiento—. Te asigno a la familia Meyer Montecristo.

El aula estalló en murmullos. Todos en Montclair conocían a los Meyer Montecristo, pero pocos habían tenido la oportunidad de acercarse a ellos.

Sentí que mi corazón se aceleraba y una mezcla de miedo y repulsión me invadió.

—¡¿Qué?! —exclamé, sin poder contenerme—. ¡No jodas!

Demonios Hela siempre hablas antes de pensar, la clase estallo en risas y murmullos.
Sentí cómo mis mejillas se calentaban de inmediato. Harris arqueó una ceja, claramente sorprendido por mi reacción.

—¿Y por qué no, señorita Roberts? —preguntó, su tono tranquilo pero firme, mientras el murmullo en la clase empezaba a calmarse.

—Lo siento, profesor —dije, bajando la mirada avergonzada—. Mi abuela... Ella me ha contado cosas sobre esa familia. No es seguro... y no quiero involucrarme con ellos.

El profesor Harris me miró con una mezcla de comprensión y determinación.

—Entiendo tus preocupaciones, Hela, pero debes recordar que el periodismo se trata de enfrentar la verdad, no importa cuán incómoda o peligrosa pueda ser. Las citas para las entrevistas ya están programadas y no se pueden cambiar. Además, creo que tienes la habilidad para manejar esta tarea.

Sentí una oleada de desesperación. Miré a mi alrededor, buscando apoyo en las caras de mis compañeros, pero todos parecían más interesados en el drama que se desarrollaba frente a ellos. Mi única amiga en la clase, Romina, me dirigió una mirada preocupada, con los ojos muy abiertos, claramente sorprendida por mi reacción.

Tentaciónes [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora