[3.81] CONSOLADO (S/E)

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[3.81] Médico veterinario frio v/s Duque que puede transformarse en gato

CONSOLANDO

El sistema 66, sin creer en lo imposible, lo intentó nuevamente.

"¿Eh?"

¿Dónde estaba el veneno? ¿Por qué no aparecía en la prueba?

¿Estaba el sistema fallando?

66 lo intentó otra vez, mirando la pantalla que mostraba el informe de análisis a trompicones, cayendo en una profunda reflexión.

No había ningún componente letal, pero sí había una sustancia que inducía el sueño, y no en poca cantidad. Era lo suficientemente fuerte como para hacer dormir a un médico durante un día entero.

—Este licor no era exactamente veneno, más bien era un "té de sueño profundo"—.

66 observó con una mirada compleja al anfitrión que yacía inconsciente en la cama.

...El duque no había matado al anfitrión, pero lo había dejado inconsciente. ¿Qué estaba haciendo?

A una pared de distancia, Imur firmaba rápidamente una orden.

En la orden, se mencionaba que el duque había dictado la pena de muerte para Bai Yu, un traidor de la Hermandad de la Túnica Negra. Lo habían obligado a beber veneno y lo habían dejado en el campo, esperando que todos los nobles tomaran precauciones.

Sin embargo, por otro lado, Imur escribía una carta y la enviaba a una granja fuera de la ciudad de Ilyria.

Bai Yu se negaba a cooperar. Como infiltrado de la Hermandad de la Túnica Negra, ya no podía vivir en Ilyria. Imur no podía encarcelarlo para siempre, así que, tras pensarlo mucho, decidió dejarlo ir.

Al amanecer, enviaría a su guardia personal para escoltar a Bai Yu fuera de la ciudad y alojarlo temporalmente en una granja. A partir de entonces, sería libre de irse, ya que, con su identidad y habilidades como médico, podría vivir bien en cualquier ciudad.

Sin embargo, esto significaba que nunca volvería a ver a Bai Yu.

Imur miró hacia la luna llena en el cielo y apretó levemente los puños.

Esta sería la última noche.

A una pared de distancia, Bai Yu estaba profundamente dormido.

Los guardias lo levantaron del diván y lo colocaron en una cama.

El oficial de interrogatorios abrió la puerta para Imur y se inclinó: "Gran Duque, el hombre está aquí".

Imur asintió tranquilamente y dijo: "Puedes retirarte".

El oficial se inclinó y salió.

El médico yacía tranquilamente en la cama.

Con las manos cruzadas sobre su abdomen, su nariz alta y rasgos tranquilos, parecía estar en paz.

El colchón se hundió ligeramente.

El duque se sentó al borde de la cama.

No encendió las luces; la luz de la luna bañaba la habitación, y la suave claridad iluminaba el rostro sereno de Bai Yu, suavizando los fríos contornos de su expresión.

Era un rostro demasiado hermoso, pero...

Imur pensó: "Lástima que ya no lo veré más".

A partir de mañana, Bai Yu sería un cadáver irreconocible en las montañas, y el médico sería desterrado, sin posibilidad de volver.

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