Capítulo 9: Bullying

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Capítulo 9: Bullying

T/N:

Puedo sentir mi cara completamente roja.

No puedo creer que acabo de decirle amor a Jason, que vergüenza.

Él sonrió, y aún conmigo en brazos, camino hacia su auto.

En el camino no lo pude ni mirar, el tenía una sonrisa que iluminaba su rostro de una manera hermosa.

Jason me cargo hasta su habitación y me dejó en su enorme y suave cama.

Salió unos minutos y regresó con un botiquín médico. Jason comenzó a curar mis heridas de una forma tan experta que me sorprendió.

- ¿Cómo es que eres tan bueno en esto?- Pregunté con evidente sorpresa en mi voz.

- He estado en innumerables peleas desde que era niño, además de que es normal lesionarse jugando fútbol. Mi mamá no se preocupaba mucho por mi, tuve que apañarmelas yo solo.

Mis ojos se llenaron de lágrimas ¿Cómo es posible que haya sufrido tanto?

-Ey, no llores tigresa. Eres un tigre y los tigres no lloran- Dijo y mientras me abrazaba.

Nos miramos a los ojos, perdiendonos en la mirada del otro.

Hasta que unimos los labios. Tomé la iniciativa de besarlo. El beso fue lento y lleno de sentimientos.

Nos separamos, siento mi cara arder. Jamás me mira con la mirada oscurecida y pega sus labios a los míos. Esta vez el beso es más salvaje y siento que me quedo sin aliento.

Sus manos comienzan a subir lentamente por mis muslos hasta llegar a mi ropa interior. Comenzando a tocarme de él clitorís por encima de está.

Nos separamos nuevamente, observandonos con deseo.

Me acerco y tímidamente tiro de su ropa.

Comenzamos a desvestirnos y cuando estamos completamente desnudos siento que voy a morir de vergüenza. No tengo un gran cuerpo como a los que él está acostumbrado.

La mirada de Jason se oscurece y se lanza sobre mi como un lobo hambriento.

Sus dedos comienzan a hacer maravillas en mi vagina, siento que me voy a desmallar.

Su boca en ningún momento ha soltado la mía.

Siento como estira su mano hacia la mesita, abre la gaveta y saca un preservativo. Se lo coloca y se posiciona en medio de mis piernas.

Me penetra de una sola estocada, y aunque siento un poco de dolor porque su pene es grande y yo apenas he tenido sexo un par de veces, el dolor no es nada comparado con el gran placer que siento.

Jason agarra mis manos sobre mi cabeza y comienza a moverse con frenesí. Sus movimientos me vuelven loca de placer.

Con la mano que tiene libre, alterna entre meterme los dedos en la boca y jalar mis pezones.

-Oh sí, oh dios- No pude evitar gemir en voz alta.

-No es dios nena, es Jason. Ahora dime lo que me dijiste hoy.

-¿Qqq...qué?

-Que me digas los que me dijiste hoy.

-Aaah, mi amor.

-¿Me amas?

-Sí, te amo.

Jason sonrió y me besó, yo estaba perdida en el placer cuando llegó mi orgasmo haciéndome gritar.

La típica villana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora