Capítulo 21

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Las semanas habían pasado desde la revelación de Felipe sobre Mateo y la tensión que había surgido entre Luisana, Felipe, y los demás. Camila y Bautista habían estado evitando hablar sobre lo que había pasado en la celebración de la graduación de Felipe, pero la atracción entre ellos no había desaparecido. Cada uno estaba lidiando con sus propios sentimientos y problemas, pero el roce constante y las interacciones que compartían no podían evitar que la chispa entre ellos siguiera encendida.

La noche había caído y Camila estaba en su departamento, intentando concentrarse en un libro que había comenzado hace semanas. La falta de concentración y la inquietud en su mente se debían, en parte, al constante pensamiento de Bautista. Sentía que era imposible ignorar la conexión que había surgido entre ellos.

En otro rincón de la ciudad, Bautista estaba en su departamento, mirando una película en la televisión. Aunque la pantalla estaba encendida, su mente estaba en otro lugar. No podía dejar de pensar en el beso con Camila y en la conversación que habían tenido. A pesar de intentar ignorar sus sentimientos, se dio cuenta de que no podía evitar la atracción que sentía hacia ella. Era un sentimiento que había estado oculto bajo la superficie, pero que ahora estaba saliendo a la luz con una fuerza abrumadora.

El día siguiente llegó con un sol brillante y un cielo despejado. Camila decidió que necesitaba salir para despejar su mente y dar un paseo por el parque. Al mismo tiempo, Bautista estaba decidido a aclarar sus sentimientos y hacer frente a lo que había estado sintiendo. Decidió buscar a Camila y hablar con ella.

Camila estaba en una banca del parque, disfrutando del sol y el ambiente tranquilo, cuando vio a Bautista acercarse. Su corazón dio un vuelco al verlo. No estaba segura de cómo reaccionar, pero sabía que era el momento de enfrentar sus sentimientos.

Bautista se detuvo frente a ella, con una expresión seria en el rostro. —Hola, Camila —dijo, tratando de sonar casual a pesar de la intensidad de sus sentimientos.

—Hola, Bautista —respondió Camila, intentando mantener su voz tranquila.

Se produjo un momento de silencio incómodo mientras ambos se miraban. Finalmente, Bautista rompió el silencio.

—Camila, necesito hablar contigo sobre algo importante. No sé cómo decirlo, pero siento que es necesario ser honesto contigo.

Camila lo miró con curiosidad y un poco de ansiedad. —Claro, ¿qué pasa?

—Desde la noche de la graduación y el beso que compartimos, he estado pensando mucho sobre nosotros —comenzó Bautista, sus palabras fluyendo con sinceridad. —Me he dado cuenta de que tengo sentimientos hacia vos. No puedo seguir ignorando lo que siento.

El corazón de Camila comenzó a latir con más fuerza. No esperaba que Bautista hablara tan abiertamente sobre sus sentimientos. Se sintió aliviada y al mismo tiempo nerviosa.

—Bauti, yo también he estado pensando en lo que pasó —admitió Camila, mirando hacia el suelo antes de volver a mirarlo. —No sé si esto es lo que deberíamos hacer, pero hay algo real entre nosotros que no puedo ignorar.

Bautista dio un paso hacia adelante, acercándose más a Camila. —No sé cómo va a ser todo esto, pero quiero explorar lo que sentimos juntos. No quiero que esto sea algo pasajero. Me importás mucho.

Camila sintió una mezcla de emociones. La conexión con Bautista era genuina, y había algo en la forma en que él hablaba que le daba esperanza. —Me gustaría que lo intentáramos también, Bauti. Pero necesitamos ser honestos y claros con nosotros mismos sobre lo que queremos.

Bautista asintió, aliviado de que Camila compartiera sus sentimientos. —Sí, estoy de acuerdo. Vamos a tomarnos el tiempo para descubrir esto y ver a dónde nos lleva.

Ambos se sonrieron, sintiendo una nueva esperanza en el aire. El sentimiento entre ellos era claro: había una conexión profunda y auténtica que estaba esperando ser explorada.

Mientras caminaban por el parque, disfrutando del sol y de la compañía del otro, la tensión y la incertidumbre que habían marcado los últimos días comenzaron a desvanecerse. Habían dado un paso importante hacia adelante, y aunque no sabían lo que el futuro les depararía, estaban dispuestos a enfrentar juntos lo que viniera.

El sol se ocultaba lentamente tras el horizonte, pintando el cielo con tonos de naranja y rosa, mientras Camila y Bautista continuaban su paseo por el parque. Aunque la conversación inicial sobre sus sentimientos había sido sincera, una sombra de preocupación se cernía sobre Camila. Mientras caminaban, no podía evitar pensar en el pasado de Bautista, y cómo eso podría afectar su relación futura.

Bautista, notando el silencio pensativo de Camila, decidió romperlo. —Camila, ¿estás bien? Parecés preocupada. Si hay algo en lo que pueda ayudarte, decime.

Camila se detuvo y se volvió hacia él, su expresión seria. —Bauti, es solo que... tengo miedo. No sé si deberíamos seguir adelante con esto.

Bautista frunció el ceño, confundido. —¿Miedo de qué? Pensé que estábamos en la misma página.

—Es que... —Camila vaciló, buscando las palabras adecuadas. —No puedo evitar pensar en el pasado. No sé si te acordás, pero siempre fuiste conocido como el mujeriego del grupo. Y, aunque sé que las personas pueden cambiar, me preocupa que tu pasado pueda repetirse.

Bautista la miró, su rostro mostrando una mezcla de sorpresa y preocupación. —Camila, entiendo por qué te sentís así. Mi pasado no es algo de lo que esté orgulloso, pero te aseguro que he cambiado. He estado trabajando en mí mismo y en mis actitudes. No quiero que mi pasado defina nuestro futuro.

Camila lo miró, luchando con sus propios sentimientos. —No es fácil para mí confiar completamente en alguien, especialmente cuando hay un historial complicado. Ya he sido herida antes, y no quiero pasar por lo mismo de nuevo.

Bautista tomó un respiro profundo, tratando de encontrar las palabras correctas. —Lo entiendo perfectamente. No te estoy pidiendo que confíes en mí sin reservas de inmediato. Solo quiero que sepas que estoy comprometido a hacer las cosas bien esta vez. Quiero construir algo real y duradero, y estoy dispuesto a trabajar para ganarme tu confianza.

Camila asintió lentamente, sintiendo una mezcla de alivio y aprensión. —Eso es todo lo que puedo pedir, Bauti. No quiero que mis miedos interfieran con lo que podríamos tener, pero necesito tiempo para procesarlo todo. No quiero que esto se convierta en un problema si no somos completamente honestos el uno con el otro.

Bautista sonrió, aliviado por la sinceridad de Camila. —Lo entiendo. Podemos tomarnos el tiempo que necesitemos. No hay prisa. Lo más importante es que seamos transparentes y estemos dispuestos a trabajar en esto juntos.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, sintiendo la tranquilidad del parque y el peso de la conversación. A medida que la noche avanzaba, el cielo se oscurecía y las luces del parque comenzaban a encenderse, creando un ambiente acogedor.

—Gracias por ser honesta conmigo, Camila —dijo Bautista, rompiendo el silencio. —Es importante para mí saber lo que estás sintiendo.

—Gracias a vos por entender —respondió Camila, sonriendo ligeramente. —Creo que podemos hacer esto. Solo necesitamos ser pacientes y comprometidos con el proceso.

Con una nueva comprensión y un sentido renovado de esperanza, continuaron su paseo, sintiendo que aunque el camino por delante podría ser complicado, estaban dispuestos a enfrentarlo juntos. La conversación había abierto un nuevo capítulo en su relación, uno basado en la honestidad y el compromiso.

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