"Y así, el pequeño zorro, después de haber ayudado a todos sus amigos en el bosque, se dio cuenta de que su verdadero poder no estaba en ser el más rápido o el más fuerte, sino en tener un corazón lleno de bondad y valor. Aquella noche, al regresar a su acogedora madriguera, las estrellas brillaron con un resplandor especial, como si le susurraran al oído que había hecho un gran trabajo.
El pequeño zorro se acurrucó en su cama de suaves hojas, sintiéndose orgulloso y feliz. "Mañana será otro día lleno de aventuras", pensó con una sonrisa antes de cerrar sus ojitos. Y así, con una expresión de paz en su rostro, se quedó profundamente dormido, sabiendo que siempre habría nuevas historias por vivir y amigos a quienes ayudar.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado. Y si algún día vuelves a este bosque encantado, seguro encontrarás al pequeño zorro, listo para embarcarse en otra maravillosa aventura."
Louis terminó de relatar el cuento que su padre solía leerle a él y a Nigel cuando eran niños, ahora destinado a Ally. Sonrió al ver que el niño ya estaba dormido, sus ojitos cerrados y suaves sonidos de sueño escapando de sus labios, mientras sus rizos se esparcían en desorden sobre la almohada con forma de estrella.
"Buenas noches, bebé." Louis murmuró con ternura, dejando un beso en la frente de Ally antes de salir de la habitación.
En el umbral, escuchó cómo Harry le susurraba un "te amo" al niño, seguido de un beso suave. Después, se unió a Louis afuera.
"A la biblioteca." La voz de Louis fue baja, pero firme, una orden que no admitía discusión.
Harry lo siguió, con una mezcla de temor y resignación, como si el hogar ya no le perteneciera del todo.
Louis tenía muchas facetas; podía ser empático con todo lo que le rodeaba, pero Harry conocía bien esa expresión que solo le reservaba a él, esa chispa de enojo que era exclusivamente suya.
Y Dios, Harry lo sabía: un paso en falso, y Louis estaría listo para cortarle las pelotas sin dudarlo.
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Como en toda pareja, había ocasiones, aunque escasas, en las que Louis odiaba a Harry.
Pocas, pero existían.
La principal razón era que Harry tenía una habilidad irritante para desarmar el enojo de Louis.
Siempre lograba hacerlo, ya fuera con un beso, un abrazo o una disculpa bien colocada.
Pero su método favorito, y el punto de quiebre para Louis, siempre había sido esa sonrisa de lado.
Y en este preciso momento, Harry estaba usando su arma más letal.
Se sentó frente a Louis, con su cuerpo envuelto en una suave pijama a cuadros (que hacía juego con la de Louis) las piernas cruzadas y los fuertes brazos descansando sobre el reposabrazos del sillón.
Lo observó con esos brillantes ojos verdes esmeralda, y lanzó su ataque: la sonrisa ladeada.
Esa sonrisa que dejaba al descubierto un hoyuelo encantador, malditamente encantador, que derretía a Louis como si fuera mantequilla al sol.
Y, como de costumbre, derritió a Louis.
"Pregúntame," dijo Harry, como si no supiera que Louis estaba debatiéndose entre saltar sobre él para besarlo o abofetearlo por ser tan endemoniadamente encantador.
"¿Cómo quieres que te llame? ¿Conde o Lord?"
"Ninguno. Soy príncipe." Su respuesta tan tomada a la ligera por sí mismo, le provoca un tic en el ojo a Louis.
"Tienes prohibido tocarme durante dos días." Ambos saben que la amenaza no tiene una carga más pesada porque ninguno de los dos lo soportaría.
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"¿Eres un vampiro?" Louis dejó caer su cabeza en el hombro de Harry, sintiendo el calor de su piel traspasar la tela.
Harry negó con la cabeza, sus rizos rebotando al igual que los de Ally cuando estaba frustrado.
La comparación hizo que Louis sonriera, aunque trató de ocultarlo.
"Mi padre es mitad lobo, mitad vampiro. Mi madre era solo mitad lobo, así que salí con algunos rasgos de vampiro, pero predominan los de lobo," explicó Harry con su voz profunda y lenta, una caricia que se extendía hasta los huesos de Louis.
Concéntrate, Louis, se dijo, pero su mente vagaba entre la gravedad de las palabras de Harry y la suave presión de su cuerpo contra el suyo.
"Entonces, ¿no eres un alfa? ¿Es por eso que solo puedo sentir tu aroma cuando estás muy cerca de mí o cuando tenemos sexo?" Desde el primer día, Louis había sospechado que Harry no era como los demás.
"Lo soy. Soy un lobo purasangre, una rareza de la naturaleza, considerando a mis padres. Lo de mi aroma... eso lo atribuyo a mi lado vampírico," respondió Harry con una sonrisa maliciosa, disfrutando del modo en que Louis rodaba los ojos.
"Esto suena a Crepúsculo," Louis se rió suavemente, hasta que un pellizco juguetón en su costado lo hizo callar.
"Concéntrate," murmuró Harry, con una seriedad que contradecía el brillo en sus ojos.
"¿Pero puedes oler mi aroma?" Louis entrecerró los ojos, sintiendo que algo no cuadraba del todo. "No solo mi aroma... la noche que me conociste, no te aturdí solo con eso... te aturdí también con el aroma de mi sangre, ¿verdad?"
"Y déjame decirte, es un aroma que podría competir con el néctar de los dioses," susurró Harry, lamiéndose los labios mientras su dedo recorría lentamente la carótida de Louis, enviando un escalofrío que le erizó la piel.
"No me coquetees cuando te estoy interrogando," replicó Louis, dándole un ligero manotazo. Pero no se apartó de su toque, al contrario, encontró estimulante el roce de las yemas de los dedos de Harry contra su punto vital y el brillo juguetón en sus ojos.
Harry sonrió de lado. El maldito.
"Está bien, lanza tu interrogatorio," dijo, sacando apenas la punta de su lengua para delinear el borde afilado de su colmillo. Un colmillo blanco y brillante, que hacía que su sonrisa torcida fuera aún más encantadora.
Louis sintió una mezcla de deseos contradictorios: quería besarlo y abofetearlo al mismo tiempo. Por segunda vez en la noche.
"¿Por eso tienes reflejos tan rápidos?" preguntó, tratando de mantener la compostura.
"Ajá. Y no, no puedo volar." Harry soltó una risa cuando Louis frunció el ceño, formando un pequeño puchero que Harry tuvo que resistir el impulso de besar.
"No te molesta el sol. En eso ganaron tus genes de lobo..." Louis afirmó, con la seguridad de quien había deducido la verdad. Harry sonrió, admirando la inteligencia de su chico. "Eres joven, pero pasas los cincuenta."
"Tengo 66 años." Harry dejó escapar una carcajada cuando Louis se echó hacia atrás en el sillón, sorprendido.
"¿Soy novio de un hombre mayor que mi papá?"
"Y te encanta. Ambos lo sabemos."
"Lamentablemente," suspiró Louis, fingiendo resignación, lo que provocó una leve carcajada en Harry.
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Ciaooooooooo
Cómo estás? Que te pareció la confesión de Harry?