capítulo 12

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Después de meses sumido en su laboratorio, Stanford Pines apenas notaba el paso del tiempo. Su vida se había convertido en un ciclo constante de investigaciones y proyectos, con la intención de mantenerse distraído y no pensar en los eventos recientes que involucraban a Bill Cipher. Sin embargo, ese aislamiento voluntario no pasó desapercibido para su hermano Stanley.

"¡Stanford! No puedes seguir escondiéndote ahí abajo como una rata de laboratorio," le gritó Stan desde la entrada del laboratorio. Ford, absorto en sus notas, apenas reaccionó. "¿Me escuchas? Es hora de que salgas a respirar un poco de aire fresco, ¡y no voy a aceptar un 'no' como respuesta!"

Stan, siendo como siempre el más directo de los dos, no perdió el tiempo en discutir. Simplemente entró al laboratorio, agarró a Ford por el brazo y lo sacó casi a rastras hacia la luz del día. Ford apenas tuvo tiempo de agarrar sus gafas, sorprendido por la brusquedad de su hermano.

"Stanley, esto es innecesario," protestó Ford, mientras trataba de recuperar su equilibrio. "Tengo trabajo que hacer, investigaciones importantes que no pueden esperar."

"Lo que necesitas, Stanford, es una pausa. Has estado encerrado aquí abajo como un ermitaño. Es hora de que te reconectes con el mundo exterior y con la familia. ¡Por los cielos, hasta McGucket ha preguntado por ti!"

El nombre de McGucket hizo que Ford levantara la cabeza. Hacía mucho tiempo que no veía a su viejo amigo, y la idea de volver a hablar con él le trajo un poco de calidez al pecho, aunque seguía resistiéndose a la idea de abandonar su trabajo.

"No puedo simplemente dejar todo así, Stan..."

"Pues ya lo dejaste, porque ya no vas a volver ahí abajo hasta que hayas pasado un buen rato con nosotros," dijo Stan, con su característico tono autoritario. "Y eso incluye ver a McGucket."

Resignado, Ford suspiró y asintió. Tal vez un pequeño descanso no sería tan malo. Después de todo, había sido mucho tiempo desde la última vez que se permitió disfrutar de algo fuera del laboratorio.

Stanley, satisfecho con la rendición de su hermano, le dio una palmada en la espalda. "Así se habla. Ahora, vamos a preparar un almuerzo familiar, y luego podemos ir a visitar a McGucket. Te vendrá bien recordar que hay más cosas en la vida que esas viejas notas polvorientas."

Ford sonrió levemente, agradecido en parte por el empuje de su hermano. Tal vez esto era justo lo que necesitaba para empezar a poner en orden sus pensamientos y emociones. La idea de volver a ver a McGucket y reconectar con la familia lo llenaba de una extraña mezcla de ansiedad y anticipación.

fuego en la mente (Billford)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora