↳◜O13| Súplica

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En el jardín, había ya algunos botones de flores listos para  abrirse en primavera, mientras el frío a veces se presentaba y se colaba por las ventanas de la biblioteca o en la habitación de Tsuna.

Los días no fueron amables con la condición de su jefe y aún más con la repentina ausencia de Shamal, quién dejó en pausa su tratamiento; sin embargo, fueron sus guardianes que lo mantuvieron de pie, ellos fueron su sostén en esos días que sentía mucho dolor. Fue también la verdadera prueba de cada uno para usar sus llamas y ayudar a la condición de su jefe.


Aunque uno que otro todavía sentía desconfianza en que sus flamas no fueran útiles, no hubo momento para que dudaran, pues un día repentinamente el joven castaño comenzó a llamarlos, entregándoles toda confianza.

—No sabemos cuando regrese Shamal, no sabemos si esta vivo o fue atrapado por alguna familia— les mencionó, mientras su voz parecía temblar — Y ustedes lo han hecho bien, confío en sus habilidades chicos ahora que sinceramente me siento fatal 

Su guardián del sol, Ryohei, quien llevaba quizá el trabajo más importante con sus flamas, asentía con determinación a su delgado jefe.

Ya que con sus flamas era el encargado de restaurar sus células que se degeneraban poco a poco, evitaba la muerte de muchas de sus células y a su vez regeneraba más. Para él, necesitaba mucha concentración y cuidado, pero sabía que no estaba solo, Hibari sería un catalizador para extender sus efectos y los demás, harían igual un buen trabajo.

—Gracias por confiar en nosotros, Tsunayoshi— dijo con una mediana sonrisa, mientras tenía sus manos cerca de su cabeza, listo para encender sus flamas de niebla.

Entonces atienden a Tsuna en su propia recámara; comenzando por su cabeza, Mukuro está listo para colocar una ilusión lo suficientemente poderosa para hacerle creer a su mente que no existe tal dolor, mientras que Yamamoto calma las dolencias con sus flamas de lluvia, capaces de disminuir el dolor y si es posible, relajar el cuerpo de su jefe.

Después estará Hayato en su lado izquierdo, cerca de su cintura baja; mientras Tsunayoshi estuviera recostado de lado, su Tormenta podría desintegrar, en la medida de lo posible, las células cancerígenos que se propagan. Siendo cuidadoso, pues también trabaja en conjunto con Ryohei, mientras uno destruye, el otro regenera, sin dañar algo más.

Ryohei estará reparando células y para que su curación se expanda, nuevamente está ahí Hibari para usar la propagación y hacer que el proceso sea más rápido, sin agotar al boxeador.


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Era normal para ellos estar agotados luego de ayudar a su jefe con el malestar, más no es que se quejaran, estaban complacidos de hacerlo. Así que la mayoría de los guardianes acostumbraba ir a sus cuartos a descansar o hacer una actividad física que no implique mucho esfuerzo, como leer o ver algún programa en la televisión.

Él apretó entre sus manos el anillo de Infierno Malocchio y salió en dirección a ver a algunas personas que no le caían bien, pero necesitaba consultar algo con ellos y era importante.

Ver el futuro y cambiar el pasado, siempre sonaba fantasioso y a su vez, imposible, sin embargo, Mukuro poseía el anillo que probablemente podría hacer posible ambos deseos con ilusiones poderosas; aunque no estaba comprobado si podía interferir en el pasado, al menos sentía que podía visitarlo. 

No era tanto como  la máquina que habían construido Spanner y ese chico Shoichi, donde viajar era intercambiar a su yo del futuro con el pasado; Mukuro no quería ser visto en el futuro ni tampoco en el pasado, él solo tenía pensado tal vez viajar y con una ilusión poderosa alterar algo.

Secretos que no imaginasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora