➳Capítulo 18➳

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De todos los escenarios que Jungkook podía imaginar. Verlo con la secretaria, ¿En serio? Era tan obvio, Taehyung solo buscaría en quien más saciar sus malditas ganas.

Se sintió molesto. Se sintió muy muy cabreado, ¿Quién putas se creía? No estaba pensando con coherencia, miró con indiferencia a Nari, a quien no devolvió el saludo; si por él fuera, con sus propias manos la hubiese sacado de la oficina.

—¡Tú y yo vamos a hablar! —Le dijo a Taehyung, ni siquiera preguntó, entrando a la oficina, haciendo para un lado a Taehyung con el hombro.

—Ve Nari, hablamos luego —le dijo tranquilo a la chica antes de volver su mirada furiosa a Jungkook.

Realmente lo que menos quería era ver al pelinegro, estaba demasiado cabreado por su falta de pantalones frente a su padre y que llegue ahora así, con esa actitud solo lograba molestarlo más. —Entra, y baja tus revoluciones porque estás en mi territorio.

Le dijo a Jungkook, quien llevó su lengua hacia la mejilla. Estaba frustrado.

—Ya entre, ¿No ves? —Le dijo dejándose caer en el sofá, pero después de pensarlo se levantó de nuevo y caminó hacia Taehyung. —¿Qué putas crees qué haces?

Le preguntó con recelo sin darse cuenta ni siquiera de la escena que estaba montando.

El pelirrojo se separó de él, yendo hasta el minibar tranquilamente y sirviéndose un trago.

—¿Qué hago de que JungKook? — preguntó desinteresado.

—Esta mierda de acá, te vas como si nada de mi casa, ¿Y llegas con tus putas? ¿Eso es?

Pregunto molesto, refiriéndose a Nari. El pelirrojo lo observó unos segundos y luego rio, una risa bastante sarcástica, después volvió a su semblante serio.

—Creo que mi vida sexual o privada no es asunto tuyo, podría haberlo sido, pero no con toda la mierda que te rodea —dijo antes de beber su trago. —Deberías preocuparte más por tus pantalones, ya van en la rodilla, no los tienes bien puestos.

—¿Te crees muy capacitado para criticarme? —Le pregunto con clara molestia. —Por qué si bien golpeaste a mi padre, también te fuiste como un perro cobarde, ¿o no?

—Tu perro, no es mi perro —dijo burlesco —¿No lo has escuchado? —preguntó sirviéndose otro vaso. — Tienes un padre malditamente homofóbico, lo golpee por qué me empujó, no por ti, que tú dejes que él pase por sobre ti, con esa estúpida mierda de la homofobia, no quiere decir que todos debemos hacerlo. Es tu problema Jungkook, no era mi obligación quedarme ahí y agachar la cabeza como tú lo haces.

—Entonces “saber defenderte” ¿te da derecho a pensarte mejor que yo? Claro, porque no fuiste tú quien ha vivido en una familia de mierda —soltó con desprecio. —Sabes algo, me arrepiento de aunque sea por un solo momento abrirte un poco de mí. No vales la maldita pena Taehyung, y tienes razón, tu vida no es de mi interés. No somos nada, ni lo seremos…

Dijo sin más, y sin entender por qué se sentía tan molesto y asustado. Pero estaba claro, lo que él había sentido, no era lo mismo que Taehyung sintió. «Una cogida» eso era y no había nada más atrás. Sonrió amargamente antes de ir hacia la salida para largarse de ese maldito lugar. «Maricón y pendejo» pensó, eso era la definición de lo que Jungkook se había convertido.

—¡No Señor! —Dijo apresurando el paso y cerrando la puerta de golpe impidiendo que JungKook saliera. —Eres un adulto, ganas tu propio dinero, lamento mucho si tuviste una infancia de mierda junto a él, pero ya es momento de tomar las riendas de tu maldita vida.
¿Piensas que no valgo la pena? —dijo tratando de sonar firme, aunque sentía esa presión en el pecho que le estaba doliendo. —No eres el primero que piensa así, partiendo de la base que ni siquiera para mis padres valí la pena, no debería importarme que alguien más lo diga —soltó molesto y ¿Triste? —No me creo mejor que tú, ni que nadie, solo intento entender por qué un hombre que tiene su vida resuelta aún sigue bajo la sombra de su padre.

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