❁ XXIII ❁

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Estábamos en la puerta, ambos no queríamos que el momento llegara.

—Cuídate, me escaparé para mandarte algún mensaje.

—Te sancionarán si te descubren.

—Habrá valido la pena —sonreímos, aunque un par de lágrimas escaparon, sus manos acariciaron mis mejillas—, no llores, mientras estés conmigo solo quiero que derrames lágrimas de placer o felicidad.

—Tonto —reí sobreponiendo mis manos en las suyas, beso mis mejillas llevándose con ello las lágrimas.

—Te quiero.

—Yo igual —bese sus labios.

—Le diré a Heesung que baje de su nube porque ahora eres mío.

—No cambias —pero me hacia un favor, me abrazó estrechándome contra él.

—Ahora si puedo proteger lo que es mío —sonreí y atrapó mis labios en un beso pasional, la fiereza con la que me devoraba me fue empujando hacia atrás, retrocedimos hasta que ingresamos de nuevo a la casa, cerró la puerta y me depositó en el sillón, se acomodó entre mis piernas sin dejar de dar atención a mis labios. Hizo un caminito desde mi boca hasta mi clavícula regalando besos y mordidas.

—Llegaras tarde... —murmure, pero la verdad no quería que parara, acariciaba mi abdomen subiendo hasta mi pecho y bajando hasta mi espalda baja. Me apresure en retirar su playera, sus músculos delinearon su figura, acaricie su pecho y lo abracé

—Namwook entenderá —introdujo su mano bajo mi ropa.

—Ha sido muy flexible —reprimí mi voz sin éxito cuando sus falanges rozaron mi entrada, el lubricante ya había hecho su trabajo—, ya estás húmedo, ¿tanto me ansias dentro?

No respondí, pero él ya sabía mi respuesta, no me hizo esperar más y me despojó de mis ropas.


—Estas son las únicas lágrimas que deseo derrames por mi —se inclinó y tomó mi rostro entre ambas manos, sus pulgares recogieron las lágrimas estancadas, nuestras respiraciones chocaron cálidas y agitadas por el ajetreo, me frote contra su tacto su aroma nos envolvía. Sonreí inmerso en el éxtasis, aunque pronto se vio interrumpida cuando se enterró nuevamente en mí, arquee mi espalda gimiendo con dulzura y aprovechó para atacar mi cuello, deslizó su lengua sobre la marca y volvió a hincar sus dientes, rasguñe su espalda en protesta y empezó a embestirme sin piedad, me abrazo y pude oír su voz tan encantadora y sexy, su respiración agitada me causaba escalofríos en cada exhalo.

Mordí mi labio ahogando el grito que me provoco cuando ingresó a mi útero, sino había quedado en cinta ayer él se aseguraría de que quedara en esta ocasión, lo caliente de su semilla fue el detonante para que terminara por eyacular.

—Pasa del medio día —dije incorporándome, ya había abandonado mi interior, el dolor en mi cadera me advirtió que no podría moverme en un buen rato.

—Tranquilo, ya veré que le digo —beso mi frente—, quisiera quedarme aquí contigo —percibí la tristeza en su aroma y en su tono de voz, era recíproco.

—Quisiera lo mismo —me cargó.

—Vamos a bañarte —sonreí gustoso por la idea.


—¿Ahora sí me dejarás ir? —sonrió, estábamos de nuevo en la puerta.

—Tu iniciaste.

—No me puedo resistir cuando te tengo enfrente —acarició ambos costados de mi cadera, solté un manazo.

Spring [Jinx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora