❁ XXVI ❁

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Estábamos frente a la cafetería, había decidido venir a dejarme y recogerme hasta que encontrara trabajo.

—Iré a dejar mis solicitudes de empleo.

—Mucha suerte —regalé un beso en sus labios—, puedes llamarme si se te ofrece algo.

—Gracias, cariño —descendió y me ayudó a bajar, me abrazó y volvió a besarme—, pasaré por ti más tarde.

—Te quiero —dije antes de ingresar a la cafetería, mi compañera me observó con una sonrisa ladina.

—¿Y ese modelo? —me siguió.

—¿Cual modelo? —dejé las cosas en mi casillero, rodó lo ojos.

—El galán con quien llegaste —sonreí.

—Es mi compañero —soltó un silbido.

—¿Como le haces para conseguir chicos apuestos?, a mí solo los vejetes se me acercan.

—Lo conocí durante mi estancia en el ejército.

—Ah, eso explica su cabello corto, ¿y qué hace aquí?, ¿está de vacaciones?

—Desertó para quedarse conmigo.

—En definitiva, tienes que pasarme tips, no cualquiera hace eso —reí.

—Tal vez después, iré a registrar mi hora de entrada —se hizo a un lado con una sonrisa y siguió mis pasos.

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Pasó por mi tal como lo prometió, me despedí de mi compañera quien no dejaba de insistir en que le diera consejos de como conquistar personas que no fueran de la tercera edad, por supuesto le di largas.

—Hola, cariño, ¿cómo estuvo tu día? —me recibió con un beso.

—Bien, bastante tranquilo, ¿y tú?, ¿tuviste suerte?

—Claro, de hecho, vengo de comprar una botella de champagne, celebremos que mañana es mi primer día.

—¿De verdad?, ¡que alegría! —lo abracé tanto como el asiento me lo permitió—, ¿en dónde encontraste?

—En un restaurante, de mesero, mañana me presento.

—¿De mesero? —asintió—, creí que conseguirías algo más de acuerdo a tu personalidad.

—¿A qué te refieres?

—No lo sé, tal vez de guardia o de Seguridad.

—Trabajo es trabajo.

—Lo sé, me alegro mucho de que hayas encontrado —sobrepuse mi mano en la suya, que sostenía la palanca de velocidades, acarició mis falanges y condujo hasta casa, donde me esperaba una deliciosa cena y por supuesto fui el postre.


—No podré pasar a recogerte, mi turno termina a las once, mándame mensaje cuando salgas de aquí y cuando llegues a casa, ¿bien? —asentí con una sonrisa, sus manos sostenían mi rostro, dio un pequeño beso y continuó—, después veremos lo de comprarte un auto, no me gusta que andes en la calle.

—No es necesario —besé su mano—, ya me acostumbré a andar a pie o en taxi.

—Eso era antes, ahora estás conmigo y no quiero exponerte a distintos riesgos, así que no acepto reproches, veré algún auto para ti.

—No tan llamativo —sonrió.

—Te llevaré a elegirlo —volvió a besarme e ingresé a la cafetería, me quedé en la puerta.

Spring [Jinx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora