ECLIPSE

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Eclipse.

Si me preguntas que es lo que deseo, lo más probable y sé que lo diré, será; quiero dinero.

Una expresión simple que ilustra a la perfección mi situación actual. Las malas decisiones siempre son tomadas cuando algo imprevisible está por ocurrir, ya sea que un proveedor te quede mal, se le acabe la mercancía o tu cadena de suministros sufra una "fuga". Sea como sea, si algo ayuda a quienes conocen la ambición del momento es que en toda mala situación, se puede sacar provecho.

O al menos, así funciona en los negocios y así fue en mis palabras pasadas cuando tenía quince años.

Me preguntó entonces, ya que mi presente está tan nublado; ¿Que hago ahora que lo tengo todo?

Observo desde el balcón, sentado al borde de un acantilado que da al mar, las olas rugen con fuerza mientras un eclipse solar pinta el cielo de un dorado cobrizo.

Supongo que antes de todo, cuando era un niño con ansias de morir, jamás esperé poder ser testigo de un hecho astronómico que reduce a nada mis problemas existenciales. Si, otro patético humano que logro la cima perdiendo lo importante en el camino.

Entre cierro los ojos, las gafas me ayudan a observar, el gran halo de luz que rodea la oscuridad de la luna es algo mágico de ver, casi parece un ojo negro y vacío propiedad de algún dios iracundo. Si, fantástico es así como debería ser una muerte solitaria.

Tal vez es así como deba ocurrir.

Siento la brisa rozando las plantas de mi pies, tan descalzos y tersos pese a que un día muchos años atrás, estuvieron callosos por el esfuerzo físico que la vida me obligó a dar. Es la paz que tanto me fue negada, miles de historias han pasado por mis oídos; aquel niño pobre de sudan del sur, Nicol quien fue abusada por sus padres, Ector quien era adicto a la metanfetamina. Oscar que logro el éxito y ahora vive en Dubái.

Si, tantas perspectivas diferentes.

Y veme aquí, un tonto niño que jamás maduro.

¿Por qué fui elegido como líder en el pasado?

Aunque compartí infancias con aquellos de los que me despedí ayer por la noche y quienes han crecido tanto junto a mí, nunca tuvimos historias en común, es verdad que disfrutamos de juegos, tardes divertidas de escuela pero nunca nada más haya.

Crecí como un pastor solitario en medio del desierto, me gustaría decir que fue reconfortante ver cómo el mundo se moldea así mismo con el paso del tiempo, sin embargo, estaría mintiendo.

Odio todo el estrés de una vida ajetreada.

No me gusta esforzarme tanto tan solo para terminar fracasando por mi propia incompetencia.

Me frustra ver a idiotas generando dinero por hacer nada en redes sociales mientras uno crece lento debido a los valores de la normalidad.

Estaría mintiendo si digo que no albergo odio o resentimiento en mi corazón, la soledad te endurece pero te debilita; es como una droga que anhelas disfrutar pero que te embriaga y destruye.

¿Es entonces todo este mar de ideas algo que importe?

No, en realidad no.

Ya nada importa pues desde el comienzo me di cuenta de que todo aquello no es más que una actualización, un tonto show que mis malos hábitos han creado para solucionar las ideas sin forma que llegan a mi retorcida mente.

Una mezcla emocional del pasado, los resentimientos de una vida no realizada, la frustración de un hombre que por controlar su corazón termino sufriendo.

Es patético y lo seguiré siendo hasta mi final.

Observo las olas, reflejan la oscuridad y el rojo del cielo.

Ah, mira allí, ella está surfeando.

Mi tonta asistente personal, una mujer que de ser un hombre normal habría reclamado para mí en el instante en que la vi. Ella es todo lo que deseé ser en el pasado; una persona con objetivos claros.

Si, me gustaría poder al menos decirle que la amo.

Pero ya es tarde, ayer no fui capaz de decir nada porque hoy elegí este día como mi muerte.

Tanto que decir, supongo que, si alguien alguna vez encuentra mis notas escondidas bajo un mar intermitente de facturas, sabrá la realidad de mi ser. Sea quien sea, espero que me comprenda.

Sonrió y soy mi último suspiro.

La hora llegó, todo lo que deseó, es sentir la paz.

Me acerco al final, es la hora.

Doy un empujón hacia adelante y caigo.

Ah, el viento y la caída, son más lentos de lo que pensé.

Estoy viendo todo en cámara lenta hasta que sin preverlo, mi espalda choca contra algo suave.

Es plástico, algo inflable.

—¡Len!

La voz de Rin, mi tonta asistente me despierta del trance.

Mis solitarios ojos la observan mientras que detrás de ella, ellos vienen en una balsa.

Ah, patético, tan patético.

Mis oídos están pitando, siento la sangre salir por mi nariz.

Jamás debieron de haberme visto en esta situación.

¿Que haré?

¿Qué diré?

¿Qué excusa pondré está vez?

¿Acaso mi actuación los convencerá de que todo esto fue un accidente?

Para empezar, quien diablos deja un colchón gigante en medio de la bahía llena de rocas.

Observo el eclipse, parece estar pasando, la luz del sol ahora está inundado la costa.

Bien, supongo que seguiré por el momento, no me queda más opción y siendo sincero, odio preocupar a Rin.

Espero, solo espero que esto pase rápido...

Mensaje a los cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora