CAPTURA

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Captura.

¿Cuándo y cómo comienza algo?

Son pocos los que atestiguan la verdad de un inicio, y muchos menos aquellos que comprenden las raíces que lo causan.

Sería equivocado decir que la realidad es lo que es porque así debe ser, los paradigmas no son si no expresiones superpuestas que representan la abnegación de un pensamiento.

Bajo este argumento no es correcto decir que; el mundo se fue al carajo porque así tenía que pasar.

Bajo una lluvia de sangre y pisando las ruinas de lo que en antaño fue la escultura más grande del mundo hacia un ídolo, observo como la ciudad está perdida. Una más a la larga lista de territorio humano perdido.

Con un resoplido al asqueroso viento, levanto mi báculo mágico. Hoy es otro de esos días, tantas vidas inocentes perdidas, ahora solo quedamos ciento cuarenta y cuatro mil, somos los últimos.

Desde el estuche en mi pierna derecha, tomo la carta de clase eclipse; desde que el fin del mundo comenzó todo lo que hemos estado haciendo es matar.

—Equipar.

Mi voz apenas tiene fuerza pero en mi interior estoy ardiendo de ira.

La carta que no es más que un centenar de hechizos comprimidos en sellos sobre una hoja de makhia, la mejor aleación que la humanidad logro inventar, entra en el báculo; tal cual una llave de carro, siento la energía correr y acelerarse.

Los cielos nos enviaron a sus verdugos en formas de hermosos ángeles, seres de alas blancas y ojos enormes, nosotros como la humanidad respondimos creando nuestras propias armas.

Y tal como siempre ocurre, estás en un principio fueron pensadas para ayudar a la gente. Las cartas que hoy conocemos, de diez clases y usos, al principio no eran si no hechizos de refuerzo físico que ayudarían a los parapléjicos a caminar.

Que lamentable; ¿Tanto miedo tiene ese indiferente ser a nosotros?

Veo como el ser que descansa sobre una nube pone sus mil ojos sobre mí, ajetrea sus alas con vigor. Le devuelvo la mirada.

Eclipse es una carta de categoría S, la más poderosa a nivel antipersonal pero, aún así, estoy temblando. Mientras mi cuerpo es cubierto por una gruesa armadura de energía mágica, siento que algo cae a mi lado.

—Parece que llegue a tiempo.

Len solo con una espada larga en manos y un jet pack en la espalda, observa el horizonte.

Me gustaría, de verdad, pensé en algún punto que nosotros tendríamos un final feliz; de niña creí que podríamos casarnos y huir a las montañas solo nosotros dos. Dos mellizos combatiendo juntos en el fin del mundo está lejos de ese sueño.

—Viniste... —susurro aguantando las ganas de llorar.

—Lo prometí, además después de la muerte de todos esos millones; solo nosotros dos quedamos.

Siento mi corazón encogerse.

Soy la última bruja, y el, el último soldado.

Ya no queda nadie, no hay nadie que defienda a esas almas del infierno que ha de venir.

—Sabes —la voz cálida que siempre ha tenido conmigo, ahora se torna en nostalgia —, me preguntó si; algo de los milenios de historia humana quedaran al final —suspira Len.

—No lo sé, ni siquiera sé porque al final de todo, solos quedamos nosotros dos.

—Supongo que, no, es irreversible. Rin esto es lo último que queda del armamento de energía —dice el poniéndose de pie —, hoy moriré pero estoy orgulloso de hacerlo a tu lado. Aunque este mundo nunca nos comprendió y esos ángeles nos juzgaron como pecadores, no me arrepiento de haber dedicado mi corazón a ti.

—Len.

Aunque no puedo mirarlo, entrelazo mis dedos con los de él antes de que la armadura llegue ahí.

—Te amo Rin, y si vamos al infierno, prometo que te buscaré. Pase lo que pase.

—Lo sé, de verdad lo se. Oye Len —digo con la voz cortada —, te amo.

Finalmente el ángel baja flotando hacia los escombros de la ciudad. El miasma rojo se arremolina creando un vendaval de rojo carmín.

Subimos nuestras guardias y nos lanzamos a la batalla.

El último plan, la última gran defensa de la humanidad está en marcha. Tal vez ellos reclaman la tierra por orden de ese ser pero, nosotros, para nosotros aún existen las estrellas.

Una vez que la última nave despegue, un millón de bombas de hidrógeno detonarán en la luna para desviar su órbita e impactará la tierra.

Ahora, es nuestro único deber pelear.

Damos un grito de guerra y nosotros por fin, moriremos.

Mensaje a los cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora